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Andando a trabajar

Extraña mañana la de la huelga general en Sevilla: paradas de autobús vacías, el Metro atestado y una estampa insólita: la de trabajadores que acudieron a trabajar andando, a veces cubriendo largas distancias.

el 29 sep 2010 / 08:13 h.

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Piquetes en las cocheras de Tussam.

La tranquilidad definía al alba el aspecto de las calles de Sevilla más que la "normalidad" -no estaban atestadas de trabajadores deseando desoir la convocatoria de los sindicatos-, pero desde luego estaban lejos de alcanzar la panorámica de vías desiertas que dejó la huelga general del 14 de diciembre de 1988, que paralizó el país y que este 29-S parece el referente no alcanzado.

El seguimiento de la huelga en los transportes sí fue completo en el Metro y en los Cercanías, donde sólo circularon los servicios mínimos, según los trabajadores de las estaciones de metro del Prado de San Sebastián y la de Cercanías de San Bernardo, así como en los autobuses metropolitanos -explica el secretario de Organización de la Federación Provincial de Transportes de UGT, Francisco Valdivieso-, pero no así en Tussam, donde 31 conductores voluntarios lograron sacar autobuses más allá de los servicios mínimos. La Asociación Sindical dde Conductores, promotora de otras huelgas en Tussam, no ha secundado ésta, incide este líder de UGT.

El condcutor de un autobús de la línea C1 explicaba poco después de las siete de la mañana en el Prado de San Sebastián que percibe que está transportando "al 60% del personal que llevo normalmente" y que "casi todos los conductores" -la plantilla la conforman unos mil-han secundado la huelga. El metrocentro también ha reducido su frecuencia. Grupos de entre ocho y 20 personas esperaban en la parada el paso de los tranvías entre las siete y las ocho de la mañana. Más tarde, a las 8.45, un autobús de la línea 28 -proveniente del Parque Alcosa- llega a Viapol lleno, pero con todos los pasajeros sentados.

En cuanto al tráfico privado, el panorama de calles vacías de primera hora de la mañana dio paso a las 7.30 a un tráfico fluido que en ningún momento llegó a atascarse en la zona en la que estuvo este reportero: entre el cruce de la Ronda Histórica con Carlos V y Viapol, una zona de retenciones habituales por las obras del tranvía. Un poco más tarde, el blog 7Vueltas ofreció esta panorámica del tráfico en Sevilla.

Los trabajadores a pie, muchos de ellos tartera en mano, comenzaron a verse en dirección al centro sobre las siete de la mañana: "Me llamo Mercedes Pérez, vengo de Rochelambert y voy a la Plaza Nueva. Salí de casa a las 6.30 [en ese momento son las 7.30] y lo normal es que a las siete coja el autobús, pero he preferido venir andando hoy por la huelga, que no secundo porque debería haberse hecho antes", explica esta empleada municipal a la que le queda todavía 10 minutos para llegar al Ayuntamiento, donde tenía previsto fichar a las 8.00 horas.

No es la única que acude a pie, casi todos en grupos de entre dos y cinco personas, a veces  una docena de empleados juntos camino del tajo. Sin embargo sí se deja notar la incidencia de la huelga en el tráfico poco denso, en las paradas de autobús vacías -y en los mismos autobuses, que descargan una media de entre seis y diez pasajeros en el Prado entre las 7.00 y las 8.00 horas-.

Mientras, el Metro sólo sacó un coche cada 25 minutos en hora punta y los trenes de cercanías cinco por la mañana y cinco por la tarde. "Me he montado en San Juan Bajo tras llegar de Coria por una carretera supervacía y el Metro estaba lleno hasta la pelota", explica a las 8.35 en la estación de San Bernardo Rocío Jurado Mida, quien ha esperado "14 minutos" la llegada de este transporte, "cuando lo normal es que lo espere no más de cuatro". Esta enferermera aclara que no irá a trabajar, sino a la manifestación convocada a las doce. No todos los metros iban llenos: el que cogió  Rafael -pide que no se publiqeu su apellido porque sí va a trabajar- circuló "con menos viajeros". Lo esperó durante 25 minutos.

En cuanto a las bicicletas, los ciclistas no fueron aparentemente más numerosos que otros días. En todo caso, las bicicletas del servicio de alquiler Sevici llenaban las estaciones de barrios de trabajadores como el Cerro del Águila, mientras que las bornetas de zonas de servicios como Viapol amanecieron vacías.

El único piquete visible en la zona repone fuerzas con un café en la estación de autobuses metropolitanos del Prado de San Sebastián, tomada por ellos y por la Policía, y sin un sólo vehículo en las plataformas: según Valdivieso, empresas como Casal y Tranvías de Sevilla están secundando en masa el paro. En el otro extremo, nadie en los Juzgados del Prado ha secundado la huelga, aunque entre estos dos extremos hay un sinfín de casuísitcas.

Así, la estudiante de Tercero de Derecho Jezabel Sánchez explica que sólo la cuarta parte de los alumnos parece haber ido a clase, pero sí que han acudido todos los profesores. Aquí no se reprodujeron los incidentes violentos del rectorado, con una carga policial y un estudiante detenido. O  el caso de Manola Rivero, que acudirá a trabajar a Cantillana más tarde de lo habitual. Para ello tenía previsto tomar el tren de las 8.30, "una vez que mis compañeros me han dicho que no tendré ningún problema. Pero no iré en coche porque hay carreteras cortadas".

Muchos trabajadores desayunan habitualmente camino del trabajo o hacen una pausa a media mañana. El  bar La Buhaira, frente a Viapol, levantó  su chapa a las siete de la mañana. Su dueño, Javier Oliva, explica que durante la huelga de 2002, "vendí más, porque vinieron los de las banderitas a tomarse sus cervezas". En la estación de autobuses del Prado, el piquete que acompaña a Valdivieso "agradece", efectivamente, poder calentarse con un "cafelito"después de una madrugada tensa y fría en el bar de la estación.

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