Enrique Valdivieso ha dicho -y si lo ha dicho Enrique, seguro que es verdad- que la imagen de Santa Rufina de Velázquez es, en realidad, Santa Justa porque las dos santas siempre han ido juntas en las obras pictóricas y en la misma posición. Ese paralelismo, sin embargo, no se ha dado en otros campos y menos en el de los topónimos; la prueba está en que la Estación de Renfe sólo lleva el nombre de la primera porque, desde antiguo, aquel lugar se llamó "Prado de Santa Justa" sobre la base legendaria de que era allí donde había padecido el martirio. Prado y estación hicieron nacer a su vez hoteles, mercados o centros médicos y comerciales con el nombre de la patrona. Hasta ahora parecía que Santa Rufina se había quedado sin nada.
Podríamos deducir a bote pronto que Santa Justa había sido la avispada y Santa Rufina la tonta. O, al menos, indolente o descuidada. Pero a veces sucede que quienes son aparentemente descuidados, al menor descuido de otro o de otra se montan en su fama llevándose -y nunca mejor dicho- la palma. Quizás la suplantación de Santa Justa por Santa Rufina en el lienzo del de la calle Morería no sea sino un caso más de los que pasan en Sevilla cada dos por tres; sabe Dios cuantos -aparentemente- descuidados han llegado a capitostes de lo que sea haciéndose en un descuido con las ideas de otros. O sea, con lo que en marketing se llama la imagen.
Antonio Zoido es escritor e historiador
