Mis hijos me han regalado un libro con ese nombre en el que el fotógrafo Richard Ross retrata desde cárceles a la sala del Consejo de Seguridad de la ONU, pasando por el dormitorio de un psiquiátrico. El volumen, que recibió hace poco un premio Guggenheim, no incluye -curiosamente- ningún edificio español, quizás porque el autor y su cámara no tuvieron ocasión de ponerse delante de la antigua comisaría de la Gavidia.
Sí están, sin embargo, varias mezquitas, la Azul de Estambul, la de la Estación Central de Londres? y también iglesias de diversas confesiones porque, evidentemente, las mezquitas, las iglesias, las aduanas o el Tribunal militar de Guantánamo son inmuebles que exhiben autoridad.
Eso sería también la mezquita de Sevilla si es que llega a construirse, porque algo es seguro: aquí sabe todo el mundo dónde no se puede construir: no se puede construir en ninguna parte. En eso están de acuerdo las mentes indígenas más de derechas y más de izquierdas porque la Historia nos dejó un rechazo al "otro" que, al parecer, es imposible asimilar y abandonar.
Confesa o inconfesadamente, en este terreno la mayoría de quienes tienen poder ejecutivo -sea un alcalde del PP o la directora de Agesa, nombrada por el PSOE- piensan desde los prejuicios de la civilización cristiana y, cargados de autoridad, rechazan cualquier arquitectura que no sea "la nuestra". Como Aznar.
Antonio Zoido es escritor e historiador
