La inmortal figura de Paco de Lucía será santo y seña de la Bienal de Flamenco que hoy comienza. / EFE
Llegó la hora. Todos los análisis y cábalas previas caducarán cuando esta noche se alce el telón de la XVIII edición de la Bienal de Flamenco de Sevilla.Será el momento de que los flamencos convocados demuestren sus buenas razones para estar en el escaparate jondo más importante del mundo. 24 días de flamenco en la ciudad, con un total de 67 espectáculos y 75 funciones previstos en la programación oficial de un festival que extenderá sus redes hasta el próximo 5 de octubre. Es además la Bienal de Paco de Lucía, como así se han encargado de remachar sus valedores en los últimos meses. Él es hilo conductor y auténtico leitmotiv del certamen. Por ello también el epígrafe, Fuente y caudal, título de uno de los discos más celebrados de Paco de Lucía. Pero más allá de encabezados y aplausos cerrados a la memoria del genio, la Bienal glosará al maestro de Algeciras con actividades como la exposición que ya puede visitarse en el Dormitorio Bajo del Espacio Santa Clara; el I Simposio Internacional Paco de Lucía en Fibes (del 22 al 27 de septiembre) o el encuentro de guitarristas que se reunieron de manera espontánea en la Plaza de San Francisco ayer bajo el lema Hoy tocamos por Paco, y que hizo un llamamiento para que profesionales y aficionados a las seis cuerdas se unieran para tocar fragmentos de composiciones del artista.
Bienal concentrada y breve al menos, la más corta de la historia del certamen que irá a concluir con un homenaje a Juan Peña El Lebrijano y su propuesta El Cante se escribe con L. Por el camino pasarán cientos de artistas, desde los que actúan en solitario a los que lo harán acompañados por la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS). Todos ellos con una única aspiración; volver a erigir Sevilla en capital mundial del flamenco, también en las calles y plazas de la ciudad, para lo cual la Bienal tiene un programa de calle que se desarrollará los fines de semana, empezando este sábado. Especialmente esperado es el reencuentro con la veterana Merche Esmeralda, una leyenda del baile flamenco que llevaba años retirada de los escenarios, y que volverá a subir a un escenario para, expresamente para la Bienal, protagonizar el espectáculo, de profético título, Última parada, mientras que el cantaor José Valencia, en el Teatro Lope de Vega, grabará su actuación, Directo, en lo que será la primera vez que se graba un disco en el festival.
Como antídoto purista, en esta Bienal goteará también la música barroca, la clásica y hasta el rock, en lo que constituye una nueva vuelta de tuerca por superar el viejo debate entre ortodoxia o fusión, aunque cabría en este caso hablar mejor de diálogo. Con la superación de fronteras por bandera la gala inaugural, en homenaje a Enrique Morente, provocará la confluencia del cantaor gitano El Perrate con el guitarrista de rock El Pájaro, solista del contracultural rockero Silvio.
No faltará tampoco a la cita la necesaria dosis de jondura avantgarde, demostrando una vez más lo por delante que va el flamenco con respecto a la ópera, tendiendo la mano a las arriesgadas propuestas de artistas como Israel Galván y Arcángel, entre otros.
Un mínimo de tres de cada cuatro entradas para asistir a la Bienal, que pone a la venta miles de localidades a precios que van desde los 4 euros de un espectáculo infantil a los 45 del patio de butacas del Maestranza, ya se han vendido por internet, muchas demandadas desde Japón y, a cierta distancia, Francia, Alemania, Reino Unido y Rusia, que desplaza al sexto lugar a EEUU.
