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Arranca la primera gran huelga de la era Zoido: Lipasam

La plantilla de Lipasam inició a las 23.00 horas de ayer una protesta indefinida por el recorte salarial y la distribución de las 37,5 horas

el 27 ene 2013 / 20:37 h.

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Lipasam ya no recoge la basura. La plantilla arrancó ayer por la noche -a las 23.00 horas, concretamente- la huelga indefinida que votó en asamblea de forma unánime. Si nada lo remedia, las calles de la capital hispalense estarán en unas horas llenas de suciedad y desperdicios, en una imagen que se viene repitiendo en los últimos tiempos en varias ciudades andaluzas y españolas y que suele preocupar mucho a los dirigentes municipales debido a la mala impresión que genera ver los rincones llenos de porquería, sobre todo de cara al turismo. Se trata de la primera gran huelga que tendrá que afrontar el alcalde de la ciudad, Juan Ignacio Zoido, además de ser una de las que más molestan a los ciudadanos en su día a día y la más visible.

Quizá hoy no se note mucho, ya que el domingo es el día de la semana que menos basura genera, pero ya a partir de mañana, con los mercados de abastos, las grandes superficies y los comercios a pleno rendimiento, el panorama cambiará. Algo que juega en favor del sevillano: en los próximos días el pronóstico del tiempo da una temperatura típica invernal en la ciudad, siete grados de mínima y en torno a 16 de máxima, lo que evitará que se expandan los malos olores. Eso sí, no se prevén lluvias.

Era una situación anunciada. El comité de empresa y el Ayuntamiento llevan semanas intentando llegar a acuerdos para evitar que la huelga se produjera definitivamente. Mientras que desde el Gobierno local se insiste -ayer mismo lo hizo el alcalde de la ciudad- en que se han puesto todas las cartas sobre la mesa para negociar, los trabajadores argumentan que no se ha dado ni un solo paso al frente en estas reuniones y que se sienten estafados por los cambios efectuados y decididos unilateralmente por el Consistorio a la hora de llevar a cabo el ahorro laboral previsto.

El escollo principal tiene que ver con dos cuestiones. La primera se refiere a la implantación de la jornada de 37,5 horas semanales. Los trabajadores, para cumplir con ella, habían alargado su horario en media hora cada día. Fue un acuerdo firmado, aseguraron fuentes sindicales, el 28 de agosto del pasado año. Sin embargo, en diciembre la empresa municipal les comunicó que a partir del 1 de enero esto cambiaría, de manera que las 2,5 horas de más de cada semana se acumularían en días, "hasta sumar entre 16 o 17, lo que nos obligaría a trabajar en nuestros días de descanso y encima en fechas señaladas", explicó el presidente del comité de empresa de Lipasam, Antonio Bazo.

El objetivo último de esta medida, según los sindicatos, es "evitar las contrataciones temporales y que seamos los fijos los que cubramos las fechas más señaladas en la ciudad y de más trabajo, como Semana Santa o Feria de Abril". La postura de la plantilla en este aspecto, aseguró Bazo, "es inamovible, porque no estamos dispuestos a pagar con nuestros días para que no haya contrataciones".

El segundo motivo de la huelga tiene que ver con una rebaja salarial del 5% para todos los trabajadores. Según el representante del comité de empresa, durante el pasado año la compañía municipal acumuló un ahorro de más de dos millones de euros gracias a la amortización de puestos de trabajo y a la rebaja en el número de contrataciones, entre otras cuestiones que afectaban de lleno a la plantilla.

"El ahorro que planea el Ayuntamiento es de 3,3 millones y nosotros queremos que se reste de esta cantidad los dos millones que se consiguieron en 2012, para así comenzar a negociar a qué partidas se puede aplicar el recorte y en qué porcentaje", recalcó Bazo.
Además, recordó que Lipasam ha estado sumida en un plan financiero y económico entre los años 2008 y 2011, "en los que hemos mantenido congelado el salario, algo que no ha sucedido en otras empresas públicas, por lo que llevamos mucho tiempo asumiendo grandes esfuerzos".

Por otro lado, apuntó a que, a pesar de que el Ayuntamiento alega ahora la necesidad de llevar a cabo recortes, durante el pasado año se efectuaron inversiones por valor de ocho millones de euros en maquinaria, "lo que resulta incomprensible si después hay que llevar a cabo un ajuste que afecta a los trabajadores".

Nada tiene que ver la postura del Gobierno local, como no puede ser de otro modo, con ésta. En los últimos días, incluso semanas, tanto el alcalde con varios ediles populares han insistido en la necesidad de aplicar estos ajustes en la empresa pública para garantizar su viabilidad. Así, han considerado que convocar una huelga indefinida como la que media en este conflicto constituye una "irresponsabilidad". Alegando este motivo, la posición del Gobierno municipal es que la institución no debe ceder ante "chantajes" como el que significa esta convocatoria.

Incluso en los momentos de mayor tensión, se llegó a tildar a la huelga de "política", ya que su convocatoria contaba con el respaldo de los dos partidos de la oposición, PSOE e IU. Los líderes de ambas formaciones, Juan Espadas y Antonio Rodrigo Torrijos, han dado reiteradas muestras de apoyo a la plantilla ante sus reivindicaciones.

Una plantilla que arrancó ayer la huelga con una concentración a las puertas del parque central de Lipasam, situado en la carretera de Málaga, frente a las instalaciones de Persán. Este centro y el de Torneo (en Plaza de Armas), que presta servicio al Casco Histórico, eran los dos que estaban operativos durante la pasada madrugada.

Porque servicios habrá, mínimos. La Junta de Andalucía dictaminó la semana pasada una recogida de basuras similar a la que se ha llevado a cabo en Granada durante la pasada huelga: 100% en centros sanitarios, mercados de abastos, mataderos y colegios, mientras que la recogida de residuos será del 30%, un porcentaje que se elevará al 40% en el caso de que la huelga llega a la tercera semana.

La Administración andaluza también fija que el operativo disponible para limpieza viaria sea del 30% del personal disponible, haciendo hincapié en la proximidad de centros sanitarios, colegios o residencias de personas mayores. Estos servicios mínimos, dictados el pasado jueves, no gustaron nada a la plantilla, que los tildó de "excesivos".

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