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Arriba y abajo

Gordillo y Mel muestran que la serenidad es la mejor receta a la crisis.

el 07 mar 2011 / 08:55 h.

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Dicen que las desgracias nunca vienen solas. A la de Miki Roqué se le unió en Bilbao la lesión de Luis Fabiano. El fútbol tiene unos caminos inescrutables como los del Señor. Es tan veleidoso en el juego y en sus circunstancias que nunca sabremos el final hasta que el árbitro toque el silbato o el campeonato haya terminado. El Sevilla y el Betis habían puesto su objetivo en tres partidos. Los del Villamarín, para seguir cerca del asalto al liderato. De los nueve puntos han logrado siete y les faltó para el pleno que el colegiado canario Hernández no hubiese estado en Ponferrada tan excesivamente desafortunado.

En el bando sevillista esos tres partidos eran considerados clave para estar en Europa. En el primer tapón, zurrapa. Los restantes, Barcelona y Valencia para terminar la terna de "coco y huevo". No hay nada imposible pero, como en el circo, estamos en el anuncio del "más difícil todavía".

Adiós a la dinámica derrotista. Empezó el Betis la tarde del fútbol sevillano. Ganó con autoridad a la UD Las Palmas (4-1). Lo hizo con un fútbol muy similar al de la época reciente en la que todos sus partidos se contaban como victorias. La dinámica de derrotas se ha marchado. Dicen que era el camino y la clave para que el equipo se reencontrara. Estar a uno y tres puntos de Celta y Rayo Vallecano y pensar que ha vuelto a su juego de antaño es una buena muestra para confiar en el futuro. La serenidad que mostraron los que dirigen (presidente y entrenador) es una prueba más de que el fútbol se gobierna mejor con tranquilidad que con decisiones apresuradas.

Mala suerte sevillista. El Sevilla lo tuvo todo de espaldas en Bilbao. No mereció perder frente al Athletic (2-0) por juego y ocasiones. Vió cómo se lesionó Luis Fabiano y se retiró con una brecha Negredo y, para colmo, Escudé será baja ante el FC Barcelona por su quinta tarjeta amarilla de la temporada. No es el año de la fortuna para el equipo de Nervión. Se le han ido ocasiones para no quedar descabalgado en distintos torneos. La suerte le fue esquiva cuando más lo necesitaba el equipo nervionense. Lo que en otras ocasiones les favoreció ahora ni siquiera aparece. El calendario no es el más favorable para tener confianza en el futuro. Recurran a ese dicho muy conocido de "la esperanza es lo último que se pierde".

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