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"Asistimos a una desregulación del Estado que es una irresponsabilidad"

José María Vera, director general de Oxfam Intermón, esta semana ha estado en Sevilla participando en el Foro Diálogos Loyola

el 28 jun 2014 / 22:45 h.

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«Intermón es absolutamente independiente de los partidos políticos, que no de la política, que la tenemos como consecuencia de trabajar codo a codo con la gente». Esta es la declaración de principios de José María Vera, director general de Oxfam Intermón, que esta semana ha estado en Sevilla participando en el Foro Diálogos Loyola. Este Químico Industrial de profesión inició su relación con la Cooperación en una ONG en Perú donde hizo su primer contacto con Oxfam Intermón llegando a dirigir su Departamento de Campañas y Estudios. Tiene tres hijos. José María Vera, en la tienda de comercio justo de Intermón en la calle Muñoz Oliver. / Foto: Pepo Herrera José María Vera, en la tienda de comercio justo de Intermón en la calle Muñoz Oliver. / Foto: Pepo Herrera Empecemos por lo más actual, ¿qué valoración hace Intermón de la reforma fiscal del Gobierno? Hace unas semanas sacamos un informe en el que hacíamos hincapié en la necesidad de que la reforma fiscal mantuviera la progresividad. Justo lo que no se ha hecho. Este es el primer factor de regresión. También aconsejábamos una reducción del IVA, que es el impuesto más regresivo. Lo hemos comprobado en América latina: una subida del IVA reduce la recaudación y hace a las sociedades más desiguales. ¿La reforma fiscal pone la puntilla o todavía hay margen para generar más desigualdad? Desafortunadamente, el campo para generar desigualdades es más amplio que para generar igualdad. ¿Cómo combatir el mensaje de que en tiempos de crisis la cooperación debe esperar a tiempos mejores para atender primero las necesidades de casa? La solidaridad con la gente que sufre no conoce fronteras. Es cuestión de humanidad. No podemos reducir la cuestión a un conflicto de pobres contra pobres. Decenas de miles de millones de euros se han destinado a rescatar a la banca y no a los pobres. ¿La pobreza de la que se alerta ya en España se parece cada vez más a la de América Latina? No, pero tampoco se parece la pobreza de Burkina Faso a la pobreza de América latina o la de los pueblos indígenas a nosotros. El denominador común es la vulneración de derechos, la falta de autoestima, la falta de oportunidades... La pobreza extrema hay que combatirla allí donde se dé. En cualquier caso, en un campo de refugiados en Mauritania, la situación es más extrema. Allí no caben las redes institucionales y familiares que en España sí hay. ¿Los derechos vulnerados son recuperables o están perdidos para siempre? Nunca están perdidos para siempre. Si los grandes luchadores de esos derechos hubieran pensado así no se habrían conquistado jamás. Son situaciones reversibles si se quiere. Y la reforma fiscal es uno de los ámbitos en los que se puede actuar. ¿El apoyo de los socios a Intermón se ha resentido? No, quizás tenemos más. La sociedad española sigue siendo sensible a la situación internacional. En este momento, tenemos en Intermón 4.000 socios nuevos netos. Nuestro trabajo ahora se centra en acompasar lo que ocurre en España con otros países. Queremos hablar de una misma causa común: hacen falta políticas públicas para garantizar los derechos. ¿Y mantienen o baja sus cuotas? La media es incluso un poco más alta. El apoyo de los socios es el que nos hace tener la imagen que tenemos. La ayuda pública en España ha caído un 75 por ciento. Esta caída la hemos reequilibrado con ayuda internacional procedente de la ONU, UE, países como Suecia y Noruega... Al igual que hacen campañas específicas por zonas concretas del mundo, ¿se plantean esta misma estrategia en España, alertar de situaciones concretas en barrios o ciudades específicas? Por ahora no. Estamos colaborando y aportando nuestras propuestas internacionales pero todavía no tenemos programas concretos para España, y si los tuviéramos, tendrían que ser pequeños. Reconozco que este asunto genera un fuerte debate interno pero si hiciéramos algo así nos quitaría recursos para seguir haciendo lo que ya sabemos hacer muy bien. Cáritas denunciaba hace unos días que los poderes públicos no pueden hacer dejación de sus funciones y esperar que sean las ONG las que atiendan necesidades que deben estar cubiertas por políticas públicas. Coincido al cien por cien. Es algo que ya estamos reclamando en algunos países de América latina y en zonas del Magreb, donde empieza a haber cierto crecimiento económico que les permitiría empezar a diseñar políticas sociales públicas. Sigue habiendo una responsabilidad social, pero hay una fundamental, que es que el estado tendría que hacer política pública. Estamos en un proceso de desregulación del Estado que es una irresponsabilidad, es anticonstitucional hacer recaer esta carga en las ONG. ¿Es una buena medida abrir los comedores escolares en verano? Si solo se hace eso, es una respuesta parcial con un tinte de caridad. Pero hay que dar de comer. Lo primero que hay que hacer es salvar vidas y, en cuanto se pueda, hacer cosas distintas, porque lo que no puede ser es que todo se resuelva con una beca comedor. La solución global pasa por las redes, los colectivos. No se trata solo de asistencia, sino de organización social. Estaría haciendo un flaco favor a la sociedad aquel que se conforme con la solución de la beca comedor. Son inaceptables los sueldos millonarios y los rescates mientras hay que abrir comedores en verano. ¿Los resultados electorales de las elecciones europeas son la respuesta de la sociedad a la actitud de los poderes públicos estos años? Los resultados electorales empiezan a dar pistas. En los más de 700.000 hogares en los que no entra ningún sueldo, las cosas siguen funcionando porque somos un país latino y somos mucho de redes sociales y familiares. Se está empezando a reactivar la economía del bien común, el trueque... desde el compromiso de los unos con los otros. Hay casos en los que las redes no son suficientes. El empleo es crítico, pero ya no es el empleo sino qué tipo de empleo. Cáritas advierte de la figura del trabajador cuyo empleo ya no le da para cubrir sus necesidades básicas. Estamos ante la figura del trabajador pobre. ¿La pobreza es el caldo de cultivo para los populismos? Los populismos hay que seccionarlos algo más y mejor. Conozco sistemas como el de Ecuador y Bolivia donde hay cosas que funcionan mal, pero otras que funcionan muy bien. Lo que no es admisible es la adhesión a ningún líder. Por supuesto que el mundo empresarial tiene que tener beneficios razonables, pero el Estado también tiene que tener para ejecutar políticas públicas. Intermón se caracteriza por ser muy independiente y, por eso, siempre con cautela, intentamos rascar dentro de lo que llamamos populismos. La Tasa Tobin se ha aplicado en Chile y Brasil y no se ha caído el mundo como preconizaron algunos. Hay mucho de manipulación del mensaje y ante eso conviene rascar y no hacer entreguismos.

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