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Becerril: "A Zoido le digo: haz pocas cosas, lo fundamental, pero hazlo bien"

Acaba de anunciar su salida de la política pero aun defiende sus ideas con vehemencia, sin paños calientes y con su característica seriedad.

el 25 sep 2011 / 19:30 h.

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Becerril, junto a la estatua de San Fernando, en la Plaza Nueva.

-Acaba una trayectoria política de casi 30 años ¿se va satisfecha?
-De la Transición estoy muy satisfecha. UCD hizo un magnífico trabajo y se desmontó el régimen anterior en muy poco tiempo, aunque hubo momentos duros, en el 78-79, cuando ETA se ensañó. Después vino una etapa de desarrollo de leyes y el Parlamento ha sido muy activo, se critica a la clase política pero los parlamentarios trabajan bastante, aunque las muestras de corrupción han manchado a la clase política. Del Ayuntamiento, la época en la que estuve más volcada, tengo un magnífico recuerdo de los vecinos y los funcionarios, que trabajan muy bien; yo no soy nada partidaria de nombramientos a dedo ni de asesores. Lo que no podré olvidar es que en el 98 ETA asesina a Alberto Jiménez Becerril y a Ascensión García; aun así, seguimos trabajando.

-¿Cuántas horas trabajaba?
-¡Todas! No había sábados, domingos ni vacaciones. Un agosto decidí irme a Santander a casa de un hermano y a los tres días dije: "es imposible, estoy todo el día al teléfono, no os dejo hacer nada. Cojo el avión, vosotros descansad".

-¿Qué va a echar de menos?
-No voy a echar de menos, voy a recordar, y los recuerdos son buenos. Estoy contenta porque es una decisión meditada durante años, tomada con serenidad, no por un disgusto ni nada acaecido, sino porque pasan los años y hay que dejar paso a quienes vengan con más energía en los próximos años, que van a ser difíciles.

-¿Le da pena irse cuando parece que el PP va a ganar?
-Estaré encantada de que el PP gane las elecciones. Es absolutamente necesario, porque el PSOE no ha sabido afrontar la crisis. La Comisión de Asuntos Europeos desde hace años venía conminando a reducir los endeudamientos y los déficits. Yo lo venía diciendo y he visto que no se hacía nada. Han sido años preciosos que no hubieran evitado la crisis, pero sí bastantes daños. Si se hubieran tomado medidas no tendríamos estas administraciones gigantescas que gastan sin sentido y están ocupadas por militantes del partido. Por eso el Gobierno ha tenido que tomar medidas drásticas como reducir el salario de los funcionarios y congelar las pensiones.

-Al ver estos recortes, uno se plantea: ¿Cuál es la línea roja?
-Pues va a haber más. Estamos en un momento delicadísimo.

-¿Pero cuál es el límite? ¿La sanidad, la educación?
-En principio no deberíamos tocar la sanidad ni la educación, pero todo depende de adónde tengamos que llegar. Somos reacios a tocar las cosas, pero ¿cómo es posible tener 17 televisiones autonómicas públicas? ¿que el Ayuntamiento de Sevilla haga un observatorio de ballenas en el Caribe? Y las fundaciones... La administración que se ha montado es una locura y hay que reducirla.

-Le queda mucho que decir ¿Le pide consejo su partido?
-De cuando en cuando, pero no puedo estar como el maestro Ciruela. Juan Ignacio Zoido me ha pedido opinión un par de veces, pero soy muy drástica. Me pregunta ¿tú qué harías? Y le contesto: nada, nada, lo menos posible.

-¿Sobre qué le pregunta?
-No me acuerdo, pero yo le digo que la ciudad hay que mantenerla cuidada, limpia y verde. ¡No hagas más fuentes, por Dios! Le digo: haz pocas cosas, lo fundamental, pero hazlo bien.

-¿Ve similitud entre él y la forma en que usted gobernó?
-Acaba de tomar posesión. Todavía no puedo opinar.

-Después de los primeros 100 días ¿No se nota el efecto Zoido?
-Hay que dejar pasar unos meses, pero se nota que es sensato. Sus proyectos no son los megalómanos de otras personas.

-¿La Sevilla que usted heredó era mejor o peor?
-Era distinta, un Ayuntamiento más austero. Es cierto que se venía de unos años de mucha inversión [tras la Expo 92].

-¿Qué eliminaría ahora mismo de Sevilla?
-No me voy a referir al Ayuntamiento de Sevilla porque ya no estoy, pero me gustaría que los ayuntamientos no tuvieran medios de comunicación públicos y se basaran en el trabajo de los funcionarios, con pocos cargos de confianza. Que no subieran las tasas, me gustaría ver austeridad.

-¿Se ha montado en el tranvía y en el Metro?
-Sí, poco pero me he montado.

-¿Y ha subido a las setas?
-Eso es un disparate.

-¿Su sitio favorito de Sevilla?
-Me gusta toda la ciudad, los parques, los jardines... me gusta pasear, verla, observarla.

-¿Se ve con otros exalcaldes?
-Sobre todo con Manuel del Valle y Uruñuela, nos une la afición a la música. Me reúno con ellos de vez en cuando.

-¿Cómo definiría sus etapas?
-Uruñuela fue el primer alcalde de la democracia, en coalición, debió de ser muy difícil; se guarda buen recuerdo por su talante conciliador y afable. En la etapa de Manuel del Valle la ciudad se transformó por completo.

-¿Y la de Rojas Marcos?
-La coalición con el señor Rojas Marcos fue difícil. Y punto. Con el señor Monteseirín apenas existió, salvo la cortesía debida.

-¿Se arrepiente, en las negociaciones con el PA...?
-Yo la etapa municipal la he dejado ya. Ya está.

-Que la nombraran ministra en 1981 marcó un hito.
-Llamó mucho la atención por ser la primera, y me hizo apenas tener tiempo para el trabajo. Pasados unos días pensé: se acabaron las entrevistas en la televisión alemana, holandesa o japonesa. Pedí que me dejaran trabajar.

-¿Siente que abrió camino?
-Se hizo desde el Parlamento, con modificaciones muy importantes en el Código Civil sobre derechos de las mujeres.

-¿Se considera feminista?
-No, me considero una mujer que ha tenido la suerte de poder ir a la universidad y estudiar en el extranjero, perteneciendo a una generación en la que las mujeres no solían tener estudios universitarios.

-¿A usted le costó conciliar?
-¡Eso es imposible! Ayer de una manera y hoy de otra, la conciliación es imposible. Lo han conseguido los países nórdicos, pero España no. Las jóvenes que trabajan llegan a casa muertas, apenas pueden estar con sus hijos.

-¿Y eso cómo se soluciona?
-Con más guarderías públicas, que abran sábados y domingos. Y el curso empieza tardísimo, ¿qué hace una mujer que trabaja con sus hijos dos meses en casa?

-¿Qué otros hitos protagonizados por mujeres destacaría?
-Más presencia de mujeres en el Parlamento y la ejecutiva, ha habido ministras de Economía, una presidenta del Congreso.

-¿Fue importante la creación del Ministerio de Igualdad?
-Yo creo que no. Es un montaje administrativo absolutamente innecesario y costoso.

-¿Y el nombramiento de una ministra de Defensa?
-Lo importante no es que haya una mujer sino una mujer capaz.

-¿Usa usted Twitter?
-Uso internet lo necesario para el trabajo. Twitter no. El ocio lo disfruto de otras maneras, mis aficiones son la lectura, la música, y ahora tengo un nuevo ocio: tres nietos y medio.

-¿No cree que la tecnología tienda puentes entre el político y el ciudadano?
-En principio acerca, lo que pasa es que hay mucha tontería. Hay que saber seleccionar, si no puede uno llevarse todo el día frente al ordenador y no haber hecho nada.

-¿Le preocupa el 15-M?
-Comprendo algunas demandas, otras no, y con la mayoría no estoy de acuerdo. Entiendo el enfado de las familias que no tienen empleo o vivienda. Pero somos muy exigentes y muchas de esas demandas son difíciles de conseguir.

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