Hace meses dudé en una columna del éxito de las bicicletas de alquiler en Sevilla y el tiempo se ha encargado de aventar esas dudas: están triunfando en toda la línea (hasta esos atentados contra las ruedas de más de doscientas en medio de una huelga que buscaba el desabastecimiento de combustible corroboran el triunfo) y, seguramente, su aceptación irá en aumento.
La noticia sobre su fracaso hasta ahora en Dos Hermanas debería, por tanto, invitar a la reflexión aunque el tema sea muy abierto y se corra el riego de equivocarse como yo me equivoqué. Pero arriesgar en las opiniones es, en definitiva, la base del ensayo, el género que hizo avanzar las ciencias y al que recurrimos casi todos los días los columnistas.
Un camino muy parecido al de Europa, yendo de derrota en derrota hasta la victoria final, es el de la Gran Sevilla que se está haciendo andando, en parte por los carriles-bici, y eso deja sin sentido poner la frontera del término municipal al alquiler, máxime si quien los gestiona es la Agencia Andaluza de la Energía.
Aunque puede que sea ahí donde esté la cuestión: la Agencia no se rige por la lógica empresarial y tal vez debería dejar esos zapatos a los zapateros. La excusa del calor o la tardanza en cursar las peticiones en un organismo creado para fomentar la sostenibilidad, suenan a teatro, a "Las bicicletas son para el verano", sin ir más lejos.
Antonio Zoido es escritor e historiador
