Bolivia y Paraguay terminaron de zanjar ayer en Buenos Aires, tras 74 años, un conflicto limítrofe que se remonta a la guerra del Chaco, que ambos países libraron de 1932 a 1935 y que está considerada como el mayor enfrentamiento bélico americano del siglo pasado.
Con Argentina como garante, los presidentes boliviano, Evo Morales, y paraguayo, Fernando Lugo, recibieron de la mandataria anfitriona, Cristina Fernández, la Memoria Final de la demarcación del límite internacional entre Bolivia y Paraguay.
Este documento fue elaborado por una comisión mixta que delimitó la frontera en cumplimiento del Tratado de Paz, Amistad y Límites firmado por ambos países, y del Laudo Arbitral, que datan de 1938. Argentina presidió la comisión como resultado de la decisión de los demás países que han actuado como garantes del tratado: Brasil, Chile, Estados Unidos, Perú y Uruguay.
"Es un día histórico para Bolivia y Paraguay, un tiempo de amistad y paz, de solidaridad entre los pueblos", dijo Morales, el primero en hablar durante la ceremonia. "La guerra entre Paraguay y Bolivia no fue provocada por sus pueblos, sino impulsada por las trasnacionales para controlar los recursos naturales", apuntó antes de agradecer la mediación de Argentina y el trabajo de los técnicos.