C.M.
El rector de la Universidad de Sevilla, Joaquín Luque, vio ayer cómo le caía una pesada losa judicial al que ha sido su proyecto arquitectónico más mimado. Hace ya más tres de años, un 15 de febrero de 2006, comparecía entonces como vicerrector de Infraestructuras para anunciar el ganador del concurso internacional de ideas para la biblioteca central de la Universidad de Sevilla. Ayer, después de sortear las críticas de ecologistas y vecinos por el trasplante de árboles y con cuatro millones de euros menos en las arcas universitarias -nunca sobradas de capital-, el rector conocía en medio de una reunión rutinaria de Consejo de Gobierno el fallo del Alto Tribunal andaluz. La Universidad "respeta pero no comparte la sentencia", porque está "convencida de que la biblioteca del Prado no es un bien para la Universidad sino para la ciudad de Sevilla".
El fallo del TSJA deja, ahora sí, abierta la puerta a que la biblioteca no puede seguir construyéndose en los jardines, lo que abre un sinfín de incógnitas. Porque la ubicación puede hacer caer como un castillo de naipes la reordenación de sedes académicas diseñada por la Hispalense en virtud del convenio firmado con el Ayuntamiento dentro de la revisión del PGOU de 2006. La biblioteca central salía de la Fábrica de Tabacos para irse al Prado, al tiempo que del histórico edificio se iba Derecho para dejarle paso a Filosofía. El TSJA apunta en su fallo que la Universidad tiene otros terrenos donde levantar la biblioteca. ¿Conocerá el juez la propuesta de Zoido de hacerla en Los Gordales?
