La cátedra BBVA de Análisis Económico de la Universidad Pablo de Olavide, dirigida por el profesor José Ignacio García Pérez, ha realizado el análisis del mercado de trabajo de España y Andalucía de acuerdo a los datos ofrecidos por la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre de 2012. La economía española ha destruido ya casi 3,2 millones de empleos, con respecto al máximo alcanzado en el 3º trimestre del año 2007.
De estos empleos, casi 2 millones corresponden a trabajadores con contrato temporal mientras que menos de 700.000 corresponden a contratos indefinidos. En Andalucía se han perdido ya casi el 20% de los empleos existentes a mediados de 2007 (638.537 empleos menos). La incidencia de la destrucción de empleo entre los trabajadores temporales en Andalucía es muy superior: casi 9 de cada 10 empleos perdidos en Andalucía desde 2008 corresponden a trabajadores temporales.
Esta intensa destrucción de empleo hace que la tasa de paro española alcance ya el triste récord del 25% (5.778.064 desempleados) y que en Andalucía, el 35,4% de la población activa (1.424.224 desempleados) esté en desempleo. De ellos más de la mitad llevan al menos 12 meses buscando empleo con lo cual las posibilidades de una pronta solución del problema se hace muy difícil si no se invierte más y, sobre todo mejor, en intermediación laboral, formación y reciclaje profesional.
En este análisis comparativo, elaborado por los profesores del Área de Análisis Económico de la UPO José Ignacio García Pérez y David Troncoso Ponce, destaca cómo de nuevo, y como en el trimestre anterior, la caída del empleo público (-7%) es ya mayor que la existente en el sector privado (-5,3%). En el conjunto de España, son las comunidades autónomas (128.000 empleos menos que en 2011) y las corporaciones locales (-94.000 empleos) las principales responsables de esta caída del empleo público. En Andalucía, no obstante, la caída del empleo público es todavía muy limitada a nivel de la administración autonómica, siendo básicamente los ayuntamientos los responsables de más de la mitad de los 40.000 empleos públicos destruidos.
Sin embargo, este desolador paisaje no debe esconder algunos hechos esperanzadores: el empleo entre trabajadores con alta cualificación está creciendo ya en algunos sectores productivos. Los profesionales en algunos sectores industriales, en el sector del transporte y en el sector financiero ya muestran niveles de empleo superiores, en algunos casos, a los observados a mediados de 2008. El trabajo semi-cualificado y entre los administrativos también está empezando a mostrar tasas de crecimiento positivas en sectores como la industria extractiva, la construcción de maquinaria y el comercio.
Pero el poco empleo que se está creando en estos sectores es de nuevo, básicamente, empleo temporal. La última reforma laboral no parece haber cambiado los incentivos de las empresas, que siguen estando muy sesgadas hacia el contrato temporal. O se apuesta de una vez por un contrato estable y flexible a la vez o volveremos a ver de nuevo en acción el exceso de volatilidad que ha caracterizado siempre nuestro mercado de trabajo. El recién creado Contrato de Emprendedores sería mucho más efectivo si incorporara una indemnización por despido similar a la del contrato temporal para el primer año en el empleo que creciera de manera suave durante un par de años hasta llegar al nivel fijado en la reforma. En este caso, no harían falta subvenciones a la contratación (pudiéndose dedicar estos fondos a formación) y la mayoría de los contratos temporales existentes se podrían eliminar ya que este nuevo "contrato de igualdad de oportunidades" reduciría, sin duda, la incertidumbre en costes que actualmente sufren las empresas que se atreven a crear empleo indefinido.
