La decisión de las bases extremeñas de IU de permitir el acceso a la presidencia de esa comunidad al PP ha supuesto todo un terremoto político. Mientras el PSOE mira con desconfianza a la fuerza a su izquierda que comenzaba a ver como muleta para su desgaste, en la propia IU todo está patas arriba porque al apoyo al PP se opuso su coordinador federal, Cayo Lara, quien se vio forzado a proclamar ayer que lo que ha pasado está "al margen de la política federal". Sólo el PP navega en el alborozo: obtiene más poder y los otros dos partidos afrontan una crisis entre ellos.
De momento Lara indicó el lunes que la Presidencia Ejecutiva Federal de IU, que ha sido convocada para este martes "con carácter de urgencia", decidirá qué medidas tomará. Preguntado por la posible expulsión de la federación extremeña, Lara consideró que ésa es "una palabra muy fuerte". Insistió que la decisión de la federación extremeña "está fuera de la política federal de IU", que sigue siendo la aprobada por el Consejo Político Federal: "que no se dejaría pasar a la derecha ni las políticas de derechas".
De hecho, insistió en que trabajará para "revertir" la decisión.
Un cambio de opinión con el que no cuenta el presidente saliente de Extremadura, el socialista Guillermo Fernández Vara, quien considera "paradójico" que IU permita que el PP alcance el gobierno "para pasar a la oposición y no dejarles gobernar". También la ministra de Medio Ambiente, Rosa Aguilar, exalcaldesa de Córdoba con IU, criticó la decisión: "Habrá muchos a los que les parezca inexplicable que unos votos de izquierda sirvan para que gobierne el PP".
Pero muy distintas se ven las cosas desde el PP: su portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, valoró la "coherente" decisión de IU de Extremadura por haberse "rebelado" contra 28 años de gobierno socialista en una de las "regiones con más paro juvenil". El próximo presidente extremeño, José Antonio Monago (PP) ya trabaja en la composición de su gobierno mientras su partido niega que haya pactos con IU.
