El Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 4 de Sevilla acaba de dar la razón al alcalde de Los Palacios y Villafranca, Antonio Maestre (PSOE), en su decisión de cerrar la gasolinera de la Avenida de Cádiz el pasado 13 de noviembre, cuando los bomberos hallaron nuevamente restos de hidrocarburos en el subsuelo.
Ricardo Ruiz González, dueño de la gasolinera situada en el número 85 de la Avenida de Cádiz y cerrada por decreto de alcaldía, está intentando reabrirla por todos los medios sin éxito hasta el momento en su empeño. Incluso demandó al alcalde, pero su recurso se desestima ahora, pues "en la ponderación de los intereses en juego deben primar los públicos y de terceros" sobre los privados, según el contenido del auto.
La estación de servicio, situada en pleno casco urbano, fue clausurada por decisión del alcalde, al ser informado éste por los servicios de prevención y extinción de incendios y salvamento de que habían hallado restos de hidrocarburos en el subsuelo. No era la primera vez. Justo dos años antes, en noviembre de 2005, dos operarios de Telefónica encontraron lo mismo en una arqueta situada a escasos metros de la gasolinera, junto a la última rotonda del pueblo.
Según el razonamiento jurídico del procedimiento, al que tuvo acceso este periódico, "lo que no puede obviarse es que existe un informe técnico y de seguridad del jefe de bomberos y coordinador de Seguridad Ciudadana (...) del que se desprende la situación de riesgo existente en la estación de servicio y que el mismo consiste, al parecer, y según la documentación aportada, en la presencia de hidrocarburos en lugar confinado (arqueta de Telefónica a pocos metros de la estación de servicio) y las consecuencias que ello viene produciendo por concentración de gases y vapores, que lógicamente no sólo implicaría que pudiera acontecer un siniestro en el que se verían afectadas personas ajenas a la empresa, sino incluso trabajadores de ésta".
Los técnicos continúan en su valoración abogando por el control de la estación de servicio "para evitar que los rangos dejen de ser admisibles y seguros, especialmente para los vecinos" del entorno.
Mientras, centenares de vecinos de este municipio, de unos 35.000 habitantes y situado en la segunda corona del área metropolitana, hacen cola diariamente en la única gasolinera que queda, la situada en el polígono Santa Lucía, cuya plantilla de trabajadores ha aumentado. La otra que había en el pueblo cerró y en su solar se harán viviendas y oficinas. Un sector especialmente afectado es el de los agricultores. La cooperativa Nuestra Señora de las Nieves planea montar un surtidor.
