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Desventuras de San Hermenegildo

La capilla de San Hermenegildo ha avisado de su acelerada enfermedad mediante el envío al pavimento, con movimiento progresivamente acelerado, de un trozo de su cornisa. Su suerte ha sido adversa desde la expulsión de los jesuitas, ordenada por Carlos III.

el 14 sep 2009 / 23:31 h.

La capilla de San Hermenegildo ha avisado de su acelerada enfermedad mediante el envío al pavimento, con movimiento progresivamente acelerado, de un trozo de su cornisa. Su suerte ha sido adversa desde la expulsión de los jesuitas, ordenada por Carlos III. Puede que alguno al salir dejara una maldición porque, desde entonces, estuvo marcada por hados nefastos. Cuando tuvo que dejarla la Compañía de Jesús, pasó a ser colegio -más bien hospicio- de los "Niños Toribios", luego fue cárcel para religiosos, más tarde se instaló allí la Escuela de Cristo, una institución para sacerdotes que acabó en la trasera de la iglesia de Santa Cruz.

Ahí se reunieron las Cortes españolas cuando huían de los Cien Mil hijos de San Luís; abandonada después, San Hermenegildo hizo hasta de "gallódromo", tal vez porque su planta elíptica proporcionaba una óptima visión de la pelea a los espectadores. El resto lo conocemos: fue sala de teatro para que Távora luciera la excavadora de "Andalucía Amarga" o Parlamento de Andalucía para que la Cafetería América soñara con "la quimera del oro" y hasta sede provisional de la Hermandad de Pasión. Es cierto que el patrimonio de esta ciudad es tan complicado que resulta difícil atenderlo, pero no lo es menos que esta antigua iglesia, de soberbia bóveda, ha sido como la falsa moneda. Y no lo es: las yeserías y los estucos son de herrera el Viejo.

Antonio Zoido es escritor e historiador

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