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Diagnósticos globales y peleas locales

Hace justo un mes se cerraba en Japón la 34ª cumbre anual del ahora llamado G8 (grupo de países industrializados del mundo conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia), en cuya agenda ocupaba un lugar primordial el pasar revista al estado de la política y de la economía internacional para, consecuentemente, intentar...

el 15 sep 2009 / 09:55 h.

Hace justo un mes se cerraba en Japón la 34ª cumbre anual del ahora llamado G8 (grupo de países industrializados del mundo conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia), en cuya agenda ocupaba un lugar primordial el pasar revista al estado de la política y de la economía internacional para, consecuentemente, intentar aunar posiciones respecto a las decisiones que se puedan acometer para tratar de superar la crisis económica cuyo carácter global, por si hacia falta escucharlo de nuevo, reconocen ampliamente los miembros de la convención.

Así pues, a un año del petardazo subprime que mostró a las claras la senda descendente que se abría, en primer lugar para una economía americana renqueante y, en segundo lugar, para el resto del mundo, los líderes de esos mismos países aún no se atreven a avanzar un diagnóstico incontrovertible que detalle causas y culpables, si los hubiese. De hecho, las conclusiones de la cumbre apelan a la necesidad de profundizar en el conocimiento de la naturaleza y de la interrelación entre los principales fenómenos económicos que subyacen bajo de los actuales desequilibrios reales y financieros.

En un intento por aunar esfuerzos, se ha requerido al FMI y a la Agencia Internacional de Energía a implicarse con las autoridades nacionales y seguir profundizando en el análisis de los factores reales y financieros que permanecen detrás de los continuados incrementos de los precios del petróleo y las materias primas, así como de su volatilidad y, claro está, de las consecuencias para la economía mundial de estas alteraciones que pueden tener carácter estructural.

Para hacernos una idea, el comunicado del G-8 señala una serie de cuestiones a ser analizar por el FMI: Primero, el afianzamiento del sistema financiero. Qué medidas concretas tomarán tanto FMI como el Foro sobre Estabilidad Financiera para reforzar los sistemas de alerta anticipada en las evaluaciones del sector financiero. En segundo lugar, mayor transparencia en el mercado del petróleo. En este aspecto, se demanda el incremento de la transparencia y fiabilidad de los datos del mercado, así como los relativos a las existencias de petróleo, y se exige que la participación en la Iniciativa Conjunta de Datos del Petróleo sea más amplia y oportuna. Tercero, el papel de los fondos soberanos de inversión.

La idea es animar a los inversionistas a colaborar con el FMI en la determinación de normas estrictas sobre la gestión de gobierno, la gestión del riesgo y la transparencia de dichos fondos. Cuarto, el tema decisivo de la carestía de los alimentos, donde el FMI ya hace esfuerzos por atender las necesidades de los países importadores de alimentos con dificultades de balanza de pagos. Un ejemplo es la revisión del Servicio para Shocks Exógenos. Ya por último, se urge a examinar los subsidios de los combustibles y los efectos de sus reformas.

A lo que íbamos, los países del G8 son conscientes de carecer, a día de hoy, de un diagnóstico claro y preciso sobre las causas de la actual crisis económica. Por esto mismo, aúnan voluntades que permitan elaborarlo y, a partir de ahí, poder proceder efectuar las mejores recomendaciones sobre los instrumentos de política económica a poner en marcha para atajarla. En nuestro país la bronca impide de momento avanzar abiertamente por este camino, pero tengo para mí que el público terminará exigiendo y agradeciendo los esfuerzos a medio plazo para intentar clarificar la situación.

Catedrático de Hacienda Pública

jsanchezm@uma.es

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