Elena Rodríguez
"Gran concentración de universitari@s para dar la bienvenida a la primavera". Así se anunciaba en internet la botellona que ayer concentró en el Charco de la Pava, en Cartuja, a más de 7.000 jóvenes y que provocó atascos de hasta dos kilómetros en la A-49.
Con un sol de justicia y un leve aumento de las temperaturas, los jóvenes sevillanos celebraron ayer la llegada de la primavera. Más de 7.000 jóvenes de entre 18 y 30 años aproximadamente se concentraron en el Charco de la Pava mediante una convocatoria colgada en el portal web de internet tuenti.com, que animaba a los chavales a "pasárselo bien con los colegas y estar toda la tarde bebiendo o lo que queráis".
Esta fiesta de la primavera, -como la bautizan los jóvenes-, se extendió con la intención de batir los récords de asistencia del año pasado, y con la esperanza de superar la macrobotellona que se celebró simultáneamente en Granada, el día después de que un juez desestimara la denuncia del Ayuntamiento contra el convocante de una de ellas hace meses. El juez considera que los hechos no son constitutivos de infracción penal ni administrativa. En Granada, la botellona de ayer reunió a más de 12.000 personas.
A partir de las 13.00 de la tarde comenzaban a llegar los jóvenes al Charco de la Pava, en la Isla de la Cartuja. Pero la afluencia de asistentes fue escalonada debido, en buena parte, a la huelga que la empresa de transportes Tussam mantuvo en el día de ayer y que retrasó el tráfico de autobuses urbanos, -principal medio de transporte de los jóvenes estudiantes en la capital-.
En torno a las 15.00 la explanada situada en las traseras de la avenida Carlos III comenzaba a llenarse de tintos de verano y lotes de coca cola, hielo y whisky o ron. Debido al gran número de vehículos que se dirigían al Charco de la Pava, la A-49 presentó sobre las 17.00 horas retenciones de hasta 2 kilómetros en el acceso a Sevilla por el puente del Patrocinio.
Los jóvenes, cansados de esperar el autobús, o verlos pasar llenos sin que abriesen sus puertas, aparecían en este recinto -destinado a convertirse en el botellódromo de la ciudad-, en taxi o, en su mayoría, a pie. Eso sí, con su "refresquito" en mano, como indicaban algunos de los jóvenes que, como Rubén, de 23 años, llegaban por los caminos de los taludes poblados de pinos y matorrales que separan la avenida del recinto.
la fiesta en paz. Según fuentes policiales, el evento, -a diferencia de la última botellona-, se desarrolló con normalidad, sin incidentes destacables, excepto una docena de asistencias que los sanitarios realizaron in situ.
