El que ha tenido la suerte de probarlo sabe que un buen jamón bien vale una exposición. En Sevilla están los mejores del mundo aunque sólo se pueden mirar...
Desde que en 1917 Marcel Duchamp expuso en el Museo de Arte Moderno de Nueva York un urinario masculino que llevaba por título Fuente, a nadie le extraña que cualquier objeto cotidiano ocupe una vitrina en un museo. A estas alturas habrá visto casi de todo pero seguro que hasta ahora a nadie -ni amantes ni detractores del arte conceptual- le han entrado ganas de zamparse una obra de arte.
Y eso es precisamente lo primero que se le pasará por la cabeza si se acerca a la exposición Jamones del Mundo, que se inauguró ayer en la Sala Villasís del Centro Cultural Cajasol y que es la primera en la historia que se dedica a este alimento. Su fin no es otro que dar a conocer-por si a alguien aún le queda alguna duda- sus bondades y sirve para ir abriendo boca para el V Congreso Mundial del Jamón que se celebra a principios del mes de mayo en Huelva.
Diez jamones como diez soles se exponen en sus vitrinas para que, como ocurre en cualquier museo, se conviertan en el objetivo de los flashes de turistas y curiosos. Bonitos lo que se dice bonitos no son -que son patas de cerdo, no lo olvide- aunque en esto del arte moderno hay para todos los gustos. Eso sí, a juzgar por su procedencia el valor de estas obras de arte se capta mejor con el sentido del gusto porque las piezas pertenecen a las mejores denominaciones de origen de todo el mundo.
En este museo del jamón España gana por goleada -que no ha nacido todavía quien nos eche la pata con lo ibérico- pero también están los mejores ejemplares de Italia, Portugal, Alemania, Estados Unidos o China. Estos últimos están pasado lo suyo para sortear las exigencias de Sanidad, según contaban ayer los organizadores de la muestra, pero "se unirán en los próximos días" para que nadie se quede sin ver cómo es el famoso country ham, que es el nombre que le han puesto los norteamericanos a la pata de jamón de toda la vida.
Esta deliciosa muestra -cómo quizás dirían los críticos- puede visitarse en Sevilla pero sólo hasta el viernes porque luego partirá hacia Huelva para hacer un alto en el camino en Jabugo, Aracena, Cortegana y Cumbres Mayores. También estará en Fregenal de la Sierra (Badajoz) y regresará a la provincia de Sevilla para concluir en Cazalla de la Sierra.
La culpa de que el arte se haya colado en la cocina la tienen la Denominación de Origen Jamón de Huelva y Cajasol, que se han puesto manos a la obra para echar un cable al sector que, como la mayoría, no pasa por su mejor momento.
Original, diferente y extravagante hasta para el mismísimo Duchamp, Jamones del Mundo no dejará indiferente a nadie aunque a más de uno le costará resistir la tentación de hincarle el diente a alguna de las obras. La muestra cuenta con material audiovisual y paneles explicativos que hablan de la historia del jamón, su uso en distintos países y sus propiedades nutritivas pero no se apure si ni siquiera repara en ellos cuando tenga delante uno de los jamones. Una pena que no dejen probarlos...
