La Fundación Banco de Alimentos de Sevilla sigue superando año tras año su listón solidario. Pese a que la crisis continúa hundiendo en el paro a miles de ciudadanos y dejando sin vivienda a un gran número de familias, la actividad del Banco de Alimentos de Sevilla en el último año, lejos de sufrir ninguna merma, ha logrado incrementar las cifras del ejercicio anterior, lo que deja un sabor agridulce, ya que al desbordarse por completo las demandas resulta imposible cubrir la totalidad de las necesidades existentes.
Según los datos de la última memoria de esta organización no gubernamental sin ánimo de lucro, corespondiente al ejercicio de 2012, en Sevilla la ayuda a las personas que ni siquiera tienen resuelta la necesidad más básica del ser humano, la alimentación, ha sido extraordinaria gracias a la generosidad de los donantes y proveedores, lo que ha permitido repartir un 7,3% más de alimentos que el año anterior y atender a un 32% más de peticionarios.
En concreto, el Banco de Alimentos logró repartir en el ejercicio 2012 más de 4,8 millones de kilos frente a los 4,3 millones que se distribuyeron el año anterior, de los que casi 4,6 millones de kilos se entragaron en la provincia de Sevilla y el resto fue aportado a las cuentas de otros bancos de Alimentos nacionales en un intercambio de excedentes que se produce para optimizar la actividad. Atendiendo a su clasificación, las frutas y las verduras sumaron el 32% de las donaciones, seguidas de los productos lácteos (26%) y de alimentos como el arroz, las pastas y las legumbres (15%).
La cantidad de alimentos recogida a lo largo de 2012 procedente de las donaciones de fabricantes, distribuidoras, establecimientos comerciales, particulares, cotos de caza y hasta del Seprona de la Guardia Civil, así como de las operaciones kilo organizadas por el Banco ascendió exactamente a 4.830.991 kilos, lo que permitió repartir alimentos a un total de 447 centros asistenciales tanto de la capital como de la provincia, 64 centros más que el año anterior. En este largo listado de instituciones beneficiarias se incluyen desde asociaciones de inmigrantes, cáritas parroquiales, casas de acogida, conventos, hasta comedores sociales, economatos solidarios, escuelas hogar, residencias de ancianos, así como diveras hermandades, que retiran gratuitamente lotes de productos en proporción al número de personas atendidas por ellas. Según recoge la memoria de 2012, a la que ha tenido acceso este periódico, gracias al reparto gratuito de estos alimentos entre los centros asistenciales, a lo largo del ejercicio se logró beneficiar directamente a 56.609 personas, frente a las 43.000 que resultaron beneficiadas en 2011, lo que equivale a un incremento de beneficiarios del 32%. Estas cifras han convertido ya al Banco de Alimentos de Sevilla en el tercero de España en cuanto a volumen de recogida de alimentos, éxito en el que resulta clave su sistema logístico de aprovisionamiento, gestión y distribución de los alimentos.
El Banco de Alimentos no atiende a particulares, sino que colabora con entidades a las se derivan los casos personales que llegan. Las personas en situación de desempleo y aquellas que se encuentran sin hogar han sido las destinatarias de una parte importante de las ayudas del Banco de Alimentos en 2012, aunque también se atiende en una gran proporción a centros de mayores o niños y colectivos cono inmigrantes, toxicómanos y personas con discapacidad.
La memoria también da cuenta de las campañas de sensibilización que emprende el Banco a lo largo del año, de entre ellas la más importante es la Gran Recogida de Alimentos. En 2012 se celebró los días 30 de noviembre y 1 de diciembre, contando con la colaboración de más de 4.300 voluntarios y 288 puntos de recogida de distintas cadenas comerciales con un resultado de más de 472.400 kilos recogidos.
La solidaridad entre todos lo seres humanos es el único camino que puede curar la herida de la pobreza en el mundo, insiste en la presentación de la memoria de 2012 el presidente de la Fundación Banco de Alimentos de Sevilla, Juan Pedro Álvarez Giménez. Empresas, instituciones y personas han colaborado hasta el límite de sus posibilidades para ayudar a los que acuden a nosotros, lo que nos ha permitido repartir un 7,3% más de alimentos que el año anterior, aunque haya resultado insuficiente, concluye.
