La ciudad deportiva Manuel Ruiz de Lopera se vistió ayer de gala para presenciar la victoria del Real Betis B frente al Sevilla Atlétivo (2-0). En un choque marcado por las expulsiones, una en el bando local y tres en el visitante, los verdiblancos demostraron ser superiores a un filial rojiblanco que evidenció claros síntomas de bisoñez.
En torno a las 4.000 personas se dieron cita a las 11 de la mañana en el complejo bético para vivir el duelo entre las perlas de las canteras sevillanas. El choque fue dominado de principio a fin por los pupilos de Oli, que incluso con la expulsión de Juan Moreno a los 25 minutos demostraron más tablas que sus oponentes.
Tras unos primeros lances de tanteo, el Betis comenzó a llegar a la puerta de Juan Martín. Israel y Gavilán se echaron a los verdiblancos a la espalda y empezaron a hacer estragos en el centro de la zaga rojiblanca.
De hecho, en una combinación entre ambos llegó la jugada del primer gol. Israel asiste a Gavilán, que se planta delante de la meta rival y con una tranquilidad impropia para un jugador de tan sólo 18 años adelanta a los suyos.
Con uno más y por debajo en el marcador Diego movió sus piezas. Rodri entró en el campo en sustitución de Javi Martínez para acompañar a Carreño en la punta y dar más mordiente a los suyos. Sin embargo, todo el planteamiento se fue al traste cuando el mediocentro Adri se marchó a la caseta por doble amarilla.
Tras el descanso y con el partido igualado en jugadores, Cañas y Beñat tomaron la manija del encuentro, algo que fue a mayor con las expulsiones de Salva por doble amarilla y Rodri con una entrada por detrás a Israel.
Restaban 30 minutos, pero los más de cuarenta grados y los ocho hombres con los que jugaba el Sevilla dieron alas a un Betis que de la mano de Toni puso el 2-0 y sumó en su casillero los primeros tres puntos de la campaña.
