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73-60: Cajasol, la grandeza de despreciar la excusa

Enorme triunfo del Cajasol, que acosado por las bajas saca a relucir ante Gran Canaria su mejor defensa y la respuesta de jugadores como Radicevic y Burjanadze. Mata define en la recta final junto a Balvin, cuyo rol se agiganta.

el 12 abr 2014 / 21:36 h.

El pívot checo del Cajasol Ondrej Balvin (d) y el pívot caboverdiano del Herbalife Samuel Tavares (detrás) durante el partido. / EFE El pívot checo del Cajasol Ondrej Balvin (d) y el pívot caboverdiano del Herbalife Samuel Tavares (detrás) durante el partido. / EFE Tenía no una, sino varias formas de dispensar un esfuerzo que la excusa podía argumentar como baldío. Con Landry y Sastre vestidos de calle, la cara de Porzingis en el calentamiento era el espejo de una nueva baja. El Cajasol sin un cuatro disponible ante el quinto de la ACB, y Scott Bamforth también tocado. Era el contexto para una dimisión, pero estos chicos entienden el baloncesto profesional desde un concepto puro. Habían quedado en San Pablo para jugar a basket como quedan unos amigos un sábado por la tarde, para entregar todo lo que tienen, para competir con todo. Que faltan dos o tres colegas, pues ahí están los que juegan menos. Un problema convertido en una oportunidad, que con Aíto entra en el terreno de la normalidad. La respuesta fue sublime, una demostración del doble crecimiento simultáneo de este equipo, en el colectivo y en las individualidades, vasos comunicantes de una base estupenda, y en ese camino, San Pablo disfruta de un equipo al que da gusto ver. Además, el aluvión de halagos que recibió en Madrid podía tener un efecto pernicioso para las jóvenes cabezas del equipo de Aíto García Reneses. Pero ahí está el maestro, para recordarles la realidad de las cosas. Los minutos de Porzingis los asumieron con determinación Radicevic, Hernangómez y Beka. Y lo hicieron con el protagonismo que requería la dificultad, tanto en ataque como sobre todo en defensa, colaborando en otorgar al juego local un equilibrio que mantuvo bloqueado y a distancia a un buen equipo como es Gran Canaria. En zona propia, la figura de Balvin se agrandó extraordinariamente, rodeado de cuatro peones que se desenvolvían con mucho dinamismo, sin racanear ayudas, cerrando espacios en las cercanías del checo, que se convirtió en un muro impenetrable. Sin espacios cerca del aro, el equipo de Pedro Martínez se empleó en un carrusel de triples en posiciones casi siempre forzadas con un resultado miserable: 1 de 16. Y arriba, el joven base serbio se manejó con la clase que posee sin discusión. Con el balón en las manos tiene un don especial, y subió un escalón en la escala de roles del equipo en el día más indicado, como sigue haciendo Balvin, cuyo trabajo en los movimientos ofensivos lo acabará por convertir en un jugador difícil de parar. Ciertamente, no hubo jugador con la camiseta verde y ribetes rojos  que en estos primeros 20 minutos no aportará significativamente al equipo. Y el marcador les fue recompensando hasta llegar al descanso (34-19). La diferencia de valoración llegó a ser llamativa (46-7) en ese parón del intermedio: todo lo que sucedía sobre el parquet del viejo San Pablo tenía que ver con la predisposición de los locales. El partido se fue no obstante endureciendo, porque Gran Canaria, lógicamente, fue mejorando prestaciones y encontrando soluciones a su atasco. Por mucho que llegara con tres derrotas seguidas, es el quinto de la ACB y eso no lo regalan. Lo hizo por la vía más lógica, apretando en defensa, circunstancia que acusó el Caja, que fue perdiendo luz en ataque, sobre todo debajo del aro, donde concretamente se le hizo de noche por la alargadísima sombra de Tavares, que fue creciendo como personaje del partido con sus 220 centímetros. Fue en esos minutos el muro que Balvin representó en el primer tiempo. También elevó su eficacia en los tiros como era ciertamente lógico el conjunto amarillo, a través de Newley y Bellas, un base eléctrico que funciona más con el rol de escolta, y como los de Pedro Martínez empezaron a ejercer bastante dominio en el rebote, el partido acabó por entrar en una dimensión de equilibrio (56-52) que hasta el descanso no había conocido. La vuelta de Balvin al juego fue  clave, porque tuvo un efecto beneficioso sobre la defensa local, incluso sobre Pedro Martínez, que sentó al joven Tavares, que acusaba faltas pero también salía malparado en la comparación con el checo. Un mate de éste dio oxígeno al cuadro local, pero fue Mata el que acabó por desequilibrar el partido con cinco puntos casi seguidos cuando más falta hacía, entre ellos un mate a una mano inhumano que hizo despegar al San Pablo y al Cajasol hacia una victoria de un valor extraordinario, por el rival y por las muchas bajas que en vez de servir de excusas sirvieron de acicate. El trabajo de Aíto García Reneses y sus ayudantes con este equipo es de matrícula de honor. Lástima que las circunstancias del club no fueran de una bonanza como para poder mantener a la mayor parte de estos jugadores, porque en unas temporadas, con la dimensión que les daría la maestría del madrileño,  sabe dios hasta dónde podría llegar el Cajasol. Qué mejor forma de celebrar el partido 900 en ACB que con este homenaje sobre la pista. Ficha Técnica: 73 - Cajasol (16+18+18+21): Radicevic (12), Satoransky (8), Bamforth (5), Mata (17), Balvin (12) -cinco inicial-, Burjanadze (7), Franch (-), Hernangómez (9) y Alex Urtasun (3). 60 - Herbalife Gran Canaria (10+9+25+16): Bellas (18), Newley (11), Hansbrough (7), Báez (6), Tavares (4) -cinco inicial-, Borovnjak (1), Oliver (6), Nacho Martín (7) y Beirán (-) Árbitros: Benjamín Jiménez, Castillo y Fernández Sánchez. Sin eliminados. Incidencias: Partido de la vigésimo séptima jornada de la Liga Endesa, disputado en el Palacio de Deportes de San Pablo ante 4.750 espectadores. En los prolegómenos se rindió un homenaje a exjugadores y extécnicos del Cajasol, en reconocimiento a su labor al cumplir el club sevillano 900 encuentros en la ACB.

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