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El cura anglicano, los socialistas y el gazpacho

En los últimos días, cuatro para ser precisos, se han publicado en el Financial Times unas apasionantes informaciones. Este diario ha relatado el almuerzo de uno de sus redactores con un singular sacerdote anglicano, famoso por sus obras sobre ética empresarial.

el 16 sep 2009 / 05:05 h.

En los últimos días, cuatro para ser precisos, se han publicado en el Financial Times unas apasionantes informaciones. Este diario ha relatado el almuerzo de uno de sus redactores con un singular sacerdote anglicano, famoso por sus obras sobre ética empresarial. Entre un presunto gazpacho andaluz y un pollo a la suprema degustados en el restaurante londinense Le pont de la tour, el invitado se emocionó al defender una suerte de síntesis entre el capitalismo anglosajón y el calvinista europeo, matizado por una educada resistencia al fundamentalismo de mercado. Puso tanta pasión en la defensa de la globalización, en ese proceso que él entendía como una evolución del espíritu humano, inspirado por la idea del jesuita Teilhard de Chardin del mundo concebido como una esfera en la que evoluciona una memoria colectiva, que derribó un vaso de agua sobre las notas del sufrido reportero. Una incómoda situación, que le hizo recuperar su más conocida compostura como presidente de uno de los principales bancos del mundo, el HSBC.

Junto con la descripción de esas sutiles variedades de capitalismo y la eficaz función de la memoria colectiva en el progreso global, el mismo periódico informaba del justo castigo judicial al avaricioso Bernard Madoff y publicaba las imágenes de un desmejorado reo carcelario, el antaño poderoso magnate Sir Allan Stanford. Un redactor, inspirado por la clásica estafa piramidal de Ponzi, escribió desautorizando al mítico banquero inglés que en la actualidad todo un Ponzimonium global recorre el mundo.

Pero como si de una conjura se tratase, con la escasa distancia que dan un par de páginas, este periódico también se recreaba con el relato de los jugosos beneficios de la conocida familia de banqueros Rothschild y de la principal firma jurídica londinense Freshfields, obtenidos en el pasado gracias al lucrativo tráfico de esclavos. Un escándalo similar al que salpicó hace pocos años a la no menos famosa JP Morgan.

Todo un vértigo informativo del que no se escapó casi nadie. En una crónica filmada desde Alemania, también se hablaba de los socialistas alemanes y su reflexión por el penoso resultado electoral reciente. Éstos analizaron perplejos una encuesta, que venía a explicar cómo los votantes habían abandonado por su ardor en las generosas ayudas públicas a gigantes empresariales con dificultades.

Votantes que no acababan de entender cómo se defendían subidas de impuestos, mientras esas mismas empresas no daban señales de arrepentimiento por los errores cometidos, ni tampoco manifestaban voluntad alguna de enmienda.

Todo un auténtico gazpacho de sugerentes noticias en unos pocos días. Un almuerzo reducido a una sopa fría, donde se mezclan la avaricia, los pasados inconfesables, los vehementes desprecios a la idea de interés público, servida con una abundante guarnición de dinero público. Un menú indigesto para tiempos de crisis, para el que cedo gustoso este simple puñado de recortes de prensa.

Abogado. opinion@correoandalucia.es

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