En rigor, la esencia de este método, desarrollado sobre todo en el mundo empresarial estadounidense y también en el ámbito deportivo es, en efecto, entrenar a una persona o a un grupo hasta hacerlos conseguir sus objetivos. No hay gran multinacional que se precie que no ponga un coach a sus ejecutivos. Esto también es una trampa, porque como reconoce Arahal el coaching se ha convertido en una golosina empresarial. Y para los coaches, como este palaciego que ejerce profesionalmente al precio de 45 euros la sesión, su disciplina es algo mucho más serio.
A los profanos, el coach le puede parecer un mago, un confesor o un curandero. Pero José Arahal no es nada de ello, sino un profesional formado en una disciplina que absorbe teorías variopintas, desde Sócrates a la Neurolingüística, para construir estrategias eficientes de cambio. Al contrario de la Psicología, que indaga en las causas, el Coaching indaga en las soluciones, de modo que debe su fama a la eficacia y a la rapidez al conseguir resultados. Por eso triunfa en el mundo empresarial. Y por eso es cada vez más demandado en el terreno personal, en una sociedad tan estresante.
En España sólo hay unos cuantos centenares y sólo algunos han conseguido la certificación de la Asociación Española de Coaching (ASESCO), a la que aspira Arahal una vez aumente su hoja de servicios. "Nunca doy mi opinión ni daré un consejo", advierte para que ningún cliente se llame a engaño. El último caso de Arahal ha sido una chica que no encontraba la solución en esa encrucijada entre el mundo laboral y la maternidad. Al final dio con la clave. "Al final ha encontrado el sentido de su vida", sentencia el primer coach de la marisma.