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El relevo exprés de Monseñor Amigo

Ni la acreditada y prudente diplomacia vaticana ha logrado conjurar la perplejidad de los sevillanos al tener noticia del muy madrugador relevo de don Carlos Amigo Vallejo al frente del Arzobispado hispalense.

el 15 sep 2009 / 18:33 h.

Ni la acreditada y prudente diplomacia vaticana ha logrado conjurar la perplejidad de los sevillanos al tener noticia del muy madrugador relevo de don Carlos Amigo Vallejo al frente del Arzobispado hispalense. La sensible pituitaria de los feligreses ha olfateado algo raro en esta decisión, consumada en horas veinticuatro, con un calendario muy preciso que da a entender que ni un día más allá de su 75 cumpleaños, en agosto, se mantendrá fray Carlos en la sede de San Isidoro. No deja de ser sorprendente que otros purpurados con más años, incluso en edad provecta, se hayan mantenido en sus diócesis al no atender el Papa a su obligatoria carta de renuncia.

El tradicional hermetismo con que la Iglesia envuelve providencias como la que nos ocupa, impedirá que ni el más sagaz investigador descubra las claves del asunto, pero no así que los analistas de la actualidad tratemos de penetrar en los intríngulis de una medida que en absoluto puede ser considerada dentro de la normalidad o de lo que hasta ahora venía siendo habitual en el relevo de los prelados españoles.

El cardenal Amigo Vallejo no da el perfil en una estructura de la Iglesia Católica en la que reaparece un cierto integrismo, personificado en el caso español por monseñor Rouco. No se olvide que el presidente de la Conferencia Episcopal domina perfectamente el alemán, lengua en la que, según propias declaraciones, suele hablar frecuentemente con el Papa Benedicto XVI.

No es una mera especulación suponer que determinadas actitudes de don Carlos Amigo frente a cuestiones legisladas en Andalucía, hayan parecido tibias a los ojos de la jerarquía menos evolucionada, cuyo jefe de fila es, a no dudarlo, Joseph Ratzinger, y su vicario en España Antonio María Rouco Varela.

Para una gran mayoría de católicos que entendemos que la pastoral de una Iglesia moderna debe adecuarse a la realidad social que vivimos en la calle, el sorprendente relevo exprés del arzobispo de Sevilla es un motivo de preocupación y acaso un signo de que se vuelve a posiciones de intolerancia, cuando no retrógradas, que se compadecen mal con la evolución del pensamiento e incluso de las costumbres tomadas hoy por usuales entre gentes de toda condición.

Lejos de este comentario el hacer juicios de intenciones. Pero toda persona informada conoce el currículo del nuevo arzobispo coadjutor de Sevilla y su pertenencia al equipo de Rouco como secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal en un anterior mandato (1998-2003) del actual presidente de la CEE. Quisiéramos equivocarnos, pero la Iglesia hispalense, a buen seguro, perderá terreno en los avances que se han experimentado durante el pontificado de monseñor Amigo si don Juan José Asenjo no prosigue en la línea de moderada apertura y de comprensión hacia la realidad social en comunión con la feligresía que ha llevado a cabo de manera ejemplar nuestro buen franciscano a lo largo de más de un cuarto de siglo.

Periodista

gimenezaleman@gmail.com

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