Pocas frases hay en el mundo del fútbol tan tópicas como sin excusas que valgan pero, al mismo tiempo, tan apropiadas para definir la actual situación del Sevilla. A seis jornadas para que termine el campeonato, el equipo de Antonio Álvarez ocupa el quinto puesto de la clasificación, a ocho puntos del Valencia -nueve teniendo en cuenta el average particular- y a uno del Mallorca. Indudablemente, ganar en una jornada donde los pupilos de Emery visitan el Bernabéu y los de Manzano reciben a Osasuna sería un paso adelante. Pero... ¿y perder? Si esto último sucediera y los dos grandes rivales del Sevilla ganasen, la brecha sería casi definitiva respecto al Valencia y más que peligrosa respecto al Mallorca. Por eso, urge reaccionar.
Fue tan mala la imagen en tierras pucelanas que las dudas sobre la presencia del Sevilla en la próxima edición de la Liga de Campeones continúan. Dos victorias (Tenerife y Málaga) y dos derrotas (Villarreal y Valladolid) es el bagaje desde la llegada de su nuevo técnico. Por diferentes razones difícilmente comprensibles y, sobre todo, explicables, el equipo tarda en entrar en calor cuando salta al césped, se complica la vida él solito y desaprovecha su teórica superidad en cuanto a calidad de futbolistas. De todos modos, algunos siguen mostrando un bajo nivel que, cuando las bajas, como es el caso, impiden rotar como sería deseable, hace que el bloque se resienta sobremanera.
RECUPERANDO PILARES BÁSICOS. La recuperación de Zokora tras varias semanas lesionado supone una gran noticia para Antonio Álvarez. Si está en condiciones, es un futbolista imprescindible en cuanto a trabajo defensivo, labor que brilló por su ausencia en Zorrilla. El regreso del marfileño irá acompañado por el de Renato, ausente en Valladolid. Entre ambos deben dar otro dinamismo al equipo desde la zona del campo que ocupan. Calidad para ello se les presupone. Otra cosa es que rindan al nivel deseable, especialmente el ítalo-brasileño, al que han pesado como losas la acumulación de minutos en los últimos tiempos.
También se espera el regreso de Kanouté. Suplente en Valladolid, dejará en el banquillo a un Negredo que sigue luchando por ofrecer su mejor versión. No lo consiguió el martes y ahora, salvo sorpresa, deberá esperar en el banquillo. Por su parte, Cala, autor de dos goles en los dos últimos partidos, tiene opciones de repetir titularidad. El regreso de Adriano tras su sanción juega en contra del futbolista de Lebrija, mientras que las molestias acusadas por Fernando Navarro estos días dan más opciones al canterano. Drago, Escudé y Squillaci pugnan por las dos plazas en el eje de la zaga, demarcación a la que también opta el propio Cala.
EN BUSCA DE SU IDENTIDAD. Jueguen unos u otros, la gran preocupación en el Sevilla no es otra que conseguir dar lo mejor de sí mismo. Todo lo que no sea ganar al Sporting supondría dejar escapar una buena oportunidad para seguir presionando a Valencia y Mallorca, y, sobre todo, complicarse la vida más de lo debido. Antonio Álvarez es consciente de la importancia de los tres puntos, tanto por su valor clasificatorio como por su valor anímico, y más aún teniendo en cuenta que los jugadores se examinan ante la afición. Por si acaso, por si cuesta marcar, el técnico ya ha pedido apoyo incondicional, sobre todo mientras el balón esté rodando por el campo.
PRECIADO LLEGA CON REVOLUCIÓN. En el Sporting, la derrota sufrida esta semana ante el Tenerife ha escocido. Su técnico, Manuel Preciado, ha citado a 21 jugadores y medita hacer una revolución en su equipo para intentar poner fin a la mala racha: una victoria en las ocho últimas jornadas. No obstante, dice Preciado que se trata de "valorar los picos de forma, los jugadores que están más frescos, con más chispa y, no hay que negarlo, también las características del rival".
El Sporting llega con las bajas del ex bético Rivera (sancionado) y Matabuena (lesionado) en el centro del campo y no pasa por apuros clasificatorios. El Sevilla no tiene excusas hoy.
