Local

En cualquier momento y lugar

Las calles se llenan de personas que suben y bajan, van y vienen. Esta pareja discute, es su quinto enfrentamiento en lo que va de mes. Un poco más allá, aquel hombre se apoya en la pared para buscar algo sólido. Ayer perdió el empleo. Esa chica llora en el banco. Su príncipe azul la dejó hace ya...

el 15 sep 2009 / 10:57 h.

Las calles se llenan de personas que suben y bajan, van y vienen. Esta pareja discute, es su quinto enfrentamiento en lo que va de mes. Un poco más allá, aquel hombre se apoya en la pared para buscar algo sólido. Ayer perdió el empleo. Esa chica llora en el banco. Su príncipe azul la dejó hace ya semanas, pero no hay abrazo que la consuele. Quien vende globos, unos metros más abajo, está pensando en llegar a casa y tomar ese cocido que anunció su mujer. Los que vienen cogidos de la mano caminan en otro mundo. No se miran, no hablan. Pero se sienten tanto el uno al otro que más que sostenidos sobre el suelo, flotan.

La calle es un excelente escaparate de humanidad. No importa dónde se encuentre. Tal vez he descrito un parque de Sevilla, o una avenida comercial en Southampton o en Sarajevo, o un suburbio de Bogotá, o un recodo de Aguascalientes o de San Salvador. Podría encontrarlo en Pekín o Malabo.

No importa cuál es el rincón del mundo que visitamos. Siempre está lleno de historias, de amores y desamores, de penas y glorias, de gente en fin. Es la más hermosa de las actualidades del mundo. Noticia: sal a la calle, mira qué gente y cuánta vida.

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