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“En los países pobres el único derecho innato es la falta de un plato de comida”

Entrevista a Antonio Jesús Mateos, presidente de Manos Unidas.

el 02 ago 2013 / 23:00 h.

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El presidente de Manos Unidas Sevilla, AntonioJesús Mateos, en el Palacio Arzobispal. Foto: Manuel R.R. (Atese) El presidente de Manos Unidas Sevilla, AntonioJesús Mateos, en el Palacio Arzobispal. Foto: Manuel R.R. (Atese) Todos los despachos en la iglesia se adquieren tras una larga carrera de fondo. El de Manos Unidas también. Sólo que éste apenas ocupa una modesta estancia encalada en el interior del Palacio Arzobispal, sin vistas notables, ni un aire acondicionado de última generación. Pero es, seguro, el que más codiciaba el marchenero Antonio Jesús Mateos. Con 30 años es el presidente de la ONG en Sevilla. Llega al cargo tras una larga vinculación a ella que comenzó con la militancia solidaria en su pueblo. Se considera un hombre “de iglesia” pero sin ningún ánimo evangelizador. Hace poco ha estado en la India y, diferencias religiosas al margen, lo único que tiene claro es, que si quiere estar donde está, es porque a muchos kilómetros de nosotros hay miles de personas que, a nuestra crisis, la considerarían el paraíso. –¿Cuántas veces ha tenido que explicar ya por qué hay que ayudar allá haciendo tanta falta aquí? –Muchas, muchas... Yo siempre digo que aquí nacemos con una serie de derechos adquiridos, que se cumplirán mal o bien, pero ahí están. En cambio, en los países pobres del Sur, el único derecho innato de las personas es la falta de un plato de comida, la ausencia de hospitales en los que curarse o de un techo digno bajo el que vivir. –¿Ha advertido si ahora los donativos se quedan más cerca? –Sí, así sucede. Y mi principal esfuerzo es precisamente insistir en lo terriblemente mal que lo están pasando en muchos lugares lejos de aquí. Pensamos sinceramente que nuestra organización, Manos Unidas, y su inmensa labor está un poco olvidada. Salvo la campaña del segundo domingo de febrero, el resto del año ocupamos un muy segundo plano. Por desgracia el hambre está presente los once meses restantes. –Hablar de desigualdad es hablar de política. ¿Tienen algún posicionamiento claro al respecto? –No entramos directamente en ese debate, ya lo hacen organizaciones que aglutinan a ONG como Manos Unidas y que nos sirven de interlocutores con los gobiernos.Pero siéndole franco le diré que si los políticos escucharan más a la iglesia en su discurso para erradicar la pobreza, al mundo le iría mejor. –¿Estamos exagerando la crisis que padecemos? –Absolutamente. Claro que hay problemas que resolver, y ayuda que prestar, como bien hace por ejemploCáritas. Pero aquí nos peleamos en exceso por tonterías. Salir fuera y contemplar otras realidades te permite aprender a no malgastar y vivir con lo justo y necesario. Ves gente que no tiene nada y comparte todo, y eso es importante, observar cómo compartir es un valor muy presente en las zonas más necesitadas y que hoy en día en el mundo desarrollado se ha perdido. –Esta es una organización católica. ¿No tiene peso la religión a la hora de apostar por sacar un proyecto adelante u otro? –No, ninguno, y esto es algo que quisiera que quedara claro.Todavía hay quienes piensan que vamos por el mundo como los antiguos misioneros, evangelizando, y dando pan y Biblias. Al contrario. Jamás financiamos proyectos que sean estrictamente pastorales. Nuestra única meta es ayudar a las personas, sean del credo que sean. Y lo mismo es aplicable para los voluntarios, cuyas ideas y creencias respetamos por igual. –¿Cuál es su idea para frenar el imposible boom de natalidad que padecen los países del llamado tercer mundo? –Planificación familiar y más planificación familiar. Nuestros voluntarios educan sexualmente para evitar que, especialmente las mujeres, caigan en castas y sectas de prostitución. En la India por ejemplo muchas mujeres van a las ciudades pensando que allí tendrán algo mejor, cuando es una trampa. –Con claridad, ¿qué posicionamiento le pedirían al Papa Francisco en este sentido?¿Quizás la aprobación de los métodos anticonceptivos? –Poco a poco, hay ciertas cosas que no se consiguen de un día para otro. Pero de lo que no hay duda es que este pontificado va a ser distinto a todos los anteriores. Es cuestión de darle tiempo. –Le noto prudente, ¿rinde Manos Unidas muchas cuentas ante la Iglesia Católica? –Mantenemos una relación fluida y nos ayudamos mutuamente. No tenemos obligación alguna de rendirle cuentas, pero lo hacemos por afinidad y cortesía. –¿Cuál es la recaudación de la delegación sevillana? –En 2012, en un año sin apenas subvenciones públicas, recaudamos un 1.200.000 euros, 200 millones de las antiguas pesetas. Es una cifra sensiblemente inferior a la de 2011 que ojalá pueda incrementarse en 2013. Todo este dinero es gracias, única y exclusivamente, a las aportaciones de los sevillanos, bien socios, bien a través de las campañas que ponemos en marcha para recoger fondos. –Ya que en este despacho no los han invertido... ¿en qué sí? –Este años tenemos planteados 22 proyectos concretos que confiamos en poder sacar adelante. El que más nos está ocupando es un hospital rural en la India. Aún no está terminado pero ahora mismo se está trabajando en ello. –¿Cómo funciona el voluntariado en Manos Unidas?No todos van a marchar a Ecuador... –El primer paso es ponerse en contacto con nosotros, viniendo aquí o por cualquier otro cauce. Luego intentamos ubicar a las personas en una tarea u otra en función de su formación profesional. Y quienes no aspiran a prepararse para ser misioneros pueden ayudarnos mucho siendo la voz de Manos Unidas en las calles de Sevilla.

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