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"Estuve 3 horas atascado en el puente. No se podía respirar"

La electrocución de varias personas pudo desatar la avalancha de Camboya.

el 23 nov 2010 / 21:40 h.

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Los camboyanos miran con horror las fotografías de los fallecidos en la avalancha.
Cientos de camboyanos recorrieron ayer los centros hospitalarios de Phnom Penh en busca de los familiares y amigos víctimas de la estampida del lunes durante los festejos del Festival del Agua, cuyo último recuento es de 378 muertos y 755 heridos.

La mayoría de las víctimas son personas jóvenes que quedaron atrapadas en un puente peatonal que conecta la capital con Koh Pich (Diamante), una pequeña isla a la que el desarrollo urbanístico ha transformado de un pobre suburbio en un centro de recreo.

El portavoz del Gobierno camboyano, Phay Siphan, señaló que la cifra de víctimas podría aumentar y lamentó que la Policía no reaccionase con la rapidez necesaria para impedir la tragedia.

La oposición y otros grupos acusan a las autoridades de lo sucedido, por haber permitido que se organizase el evento en un sitio inadecuado, por haber cerrado el otro puente de acceso a la isla obligando a toda la gente a pasar por un paso peatonal inadecuado para tal volumen de personas.
Cientos de monjes budistas se reunieron ayer en el puente para oficiar una ceremonia en honor de las víctimas, mientras agentes buscaban más cadáveres por la ribera del río.

Investigación abierta. Familiares y amigos vagaban desde por la mañana de ayer de hospital en hospital en busca de sus seres desaparecidos entre los heridos y los cadáveres, mientras que las autoridades investigan qué causó la tragedia. "Èste es el tercer hospital que visito", dijo a Efe el joven Ly Chomban, quien busca a un amigo que no tiene familia en Phnom Penh. A su lado, Rum Thearey sujeta con fuerza la foto de su hermana pequeña, Sopheap, mientras hace cola para inscribir su nombre en la lista de fallecidos. "Sólo tenía 21 años y había ido a ver un concierto con sus amigas. Cuando vi por la televisión lo que había pasado, la llamé, pero no contestó, así que empecé a buscarla en los hospitales", indicó Thearey. Al final la encontró en Calmette, uno de los seis centros sanitarios que han recibido a los muertos en la desgracia. Los heridos son atendidos en otro área del Calmette, donde la mayoría recibe suero, algo de comida y agua.

Cheng Sony, que trabaja en un puesto de comida en la isla y volvía a tierra firme después de terminar su jornada, se encontraba en el centro del puente cuando la gente empezó a empujarle. "Me caí al suelo y me tapé la cabeza con las manos. No sé qué más pasó. Me tuvieron que sacar de ahí, pero no recuerdo nada", aseguró a Efe este joven de la provincia de Prey Veng, fronteriza con Vietnam. "Creo que estuve dos o tres horas atascado en el puente. No se podía respirar", recordaba, mientras se tocaba la pierna amoratada por la presión de los empujones.

La camboyana Chuop Sokheng fue una de las personas que saltó al agua para no asfixiarse, tuvo suerte y no se ahogó, pero dos de sus hijos, de 6 y 13 años, perecieron en el río. "No había otra opción. La gente me estaba asfixiando e intenté saltar con ellos, pero los perdí. Luego supe que habían muerto", contó la mujer.

El Gobierno camboyano se ha comprometido a indemnizar con cinco millones de rieles (1.250 dólares o 906 euros) a las familias de los fallecidos y con un millón de rieles (250 dólares o 181 euros) a las de los heridos. Las autoridades han asegurado además que se harán cargo de los gastos hospitalarios.

El primer ministro de Camboya, Hun Sen, explicó ayer que todavía se están investigando las causas del incidente, aunque hay versiones que apuntan a que el pánico se desató porque varias personas se electrocutaron.

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