Cultura

Festival de cine: el análisis

Con un nivel medio bastante más que aceptable, la cuarta edición del Sevilla Festival de Cine ha mostrado un puñado de propuestas interesantes, y al menos cuatro que merecen el calificativo de buenas películas.

el 14 sep 2009 / 20:01 h.

Con un nivel medio bastante más que aceptable, la cuarta edición del Sevilla Festival de Cine ha mostrado un puñado de propuestas interesantes, y al menos cuatro que merecen el calificativo de buenas películas. Sin embargo, las de los directores clásicos, a excepción de Loach, no están en esta quiniela.

De los 17 largometrajes a competición en Sevilla, una vez vistos todos, nos quedamos con cuatro títulos que a nuestro juicio deberían haber sido premios, a pesar de lo que ya manifestó el jurado el pasado sábado. En primer lugar, y por orden de proyección, destacaríamos En un mundo libre, duro ataque a la explotación de los trabajadores emigrantes que hace Ken Loach en su vuelta al cine social que tanto le agrada y una vez más con guión de Paul Laverty que vino a defender la película. En segundo lugar Irina Palm, de Sam Garbarski, que cuenta el sacrificio de una abuela por salvar la vida de su nieto, muy bien interpretada por la rockera Marianne Faithfull que debuta en el cine. Al otro lado, de Fatih Akin, estaría en tercer lugar con una historia de guión excelente que ya fue premiado en Cannes. Y finalmente Yo serví al rey de Inglaterra, una divertida sátira del maestro Jirí Menzel al que además se le prestó un sentido homenaje.

En un escalón inferior estarían Maltrato, Mi hermano es hijo único, de Daniele Luchetti, sobre 15 años de historia italiana a través de dos hermanos. Sorprendió la portuguesa A outra margem, de Luis Felipe Rocha, por su calidad; agradó El viaje de Iska por su humanidad; Izgnanie, de Andrei Zvyagintsevie, Ulzhan, del alemán Volker Schlöndorf y la comercial Déjate caer, del sevillano Jesús Ponce. En cambio, decepcionaron directores clásicos como Alexandre Sokurov con Alejandra, Chabrol con La chica partida en dos o Jacques Rivette con La duquesa de Langeais. La peor de todas, La condición humana.

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