El ex presidente de EEUU, George W. Bush, defendió ayer su política antiterrorista y afirmó que el plan puesto en práctica por su Gobierno de intensificar los interrogatorios fue legal y recogió información que impidió futuros atentados. "Tomé la decisión para obtener información en el marco de la ley y me digo que cumplí con mi deber de proteger al pueblo de EEUU. La información salvó vidas", señaló en el estado de Michigan, el más importante desde que su sucesor, Barack Obama, ocupó la Casa Blanca.
Las técnicas de interrogatorio utilizadas por su gobierno tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, han sido cuestionadas dentro y fuera de EEUU por incluir supuestamente prácticas de tortura a los detenidos. Aunque en términos menos enérgicos, el discurso de Bush se mantuvo en la línea manifestada por su vicepresidente Dick Cheney, quien afirmó la semana pasada que las medidas tomadas por Obama ponían en peligro la seguridad de los estadounidenses.
En su discurso ante unos 2.500 miembros del Club Económico del Sudoeste de Michigan, Bush señaló que no tenía ninguna intención de criticar las políticas del presidente Obama. "Nada de lo que diga tiene como objetivo criticar a mi sucesor", señaló el ex presidente de EEUU.
