Cultura

La Bienal sienta el flamenco a la mesa

el 29 ago 2010 / 21:06 h.

Uno de los platos que se podrán degustar en la cena de Hotel Colón.

¿A qué sabe el flamenco? ¿Qué tienen en común una soleá y una copa de manzanilla? ¿Y una seguiriya y un amontillado? Los sabores del arte jondo estarán presentes en la XVI Bienal de Flamenco de Sevilla, que se celebrará del 15 de septiembre al 9 de octubre. La programación paralela contempla por primera vez cenas de degustación y catas de vino con espectáculos flamencos que tratarán de explicar la histórica relación del cante y el baile con la gastronomía y los caldos.

Seguro que se le está haciendo la boca agua, pero anote bien, y empiece a reservar su cubierto en el Hotel Colón-Gran Meliá y los restaurantes Puerto Delicia y La Raza, los tres escenarios elegidos para esta actividad de la Bienal. La fecha es del 16 de septiembre al 10 de octubre. La iniciativa, denominada Catas con salero. Flamenco & Vinos, surge de la inquietud de encontrar un modo exquisito y elegante de disfrutar del flamenco. "Vino y flamenco tienen mucho en común. Ambos son la expresión de un sentimiento elaborado, y tan diversos son los tipos de vino, como los palos del flamenco, como también lo son los fogones andaluces. Son, en definitiva, un eco de los matices de nuestra alma", explica Eva Cepero, productora de esta original actividad que cuenta con el patrocinio de Bodegas Barbadillo, y la colaboración de la revista El Salero y la Fundación Antonio Machado.

El programa se compone de ocho cenas-espectáculos y tres jornadas matinales de catas de vino con degustación de tapas elaboradas ex profeso (estas últimas, todas en La Raza), a las que hay que sumar el acto de presentación en la Fnac el próximo 10 de septiembre, y su puesta de largo en el Casino de la Exposición el 13 de septiembre a las 13.30 horas. Cada cena-espectáculo durará una hora y cuarenta y cinco minutos aproximadamente. Por primera vez se servirán sobre la mesa, dos artes -la culinaria y la artística-, que conjugan a la perfección. Pero no se trata de un tablao flamenco al uso.

El formato, elegante y de lo más cuidado, busca despertar los cinco sentidos (vista, oído, gusto, olfato y tacto): "Es un espectáculo muy romántico, en el que el público llega a encontrarse con ese duende gracias al vino, al flamenco y la comida", asegura Cepero. De ahí, el número elegido: cinco palos, cinco vinos y cinco platos llevarán a saborear el duende: "Se han escogido cinco por ser un número muy enraizado en nuestra cultura. A las cinco de la tarde...", aclara Cepero.

El formato de las cenas no varía pese al cambio de escenario. El público accede al comedor, donde toma asiento. Una vez allí, el narrador realiza una pequeña introducción para contextualizar el espectáculo. Como carta de presentación se echa mano de Antonio Machado, recitando los versos del poema Cantares: Todo pasa y todo queda/pero lo nuestro es pasar/pasar haciendo caminos/caminos sobre el mar...


A continuación, se sirve el primer vino, y el etnólogo pasa a detallar las características del caldo a través de su nota de cata, y lo asocia al palo del flamenco que se va a presenciar de inmediato para que el público entienda las conexiones y vivencias entre ellos. Aquí entra en escena el crítico de flamenco, que previa a la actuación, hace una breve reseña del palo. Es entonces cuando se toca, se canta y baila el palo concreto en un espectáculo exquisito que describe a la perfección este singular matrimonio. Al final, se produce un fin de fiesta como broche de oro a la velada.


Los palos escogidos para estas cenas son, siguiendo el orden de aparición en el menú, los siguientes: alegrías, tangos, seguiriyas, fandangos y soleares. Luego, como fin de fiesta, se apostará por las bulerías.


Cada uno de ellos tendrá un maridaje específico. En la primera selección que ha realizado Bodegas Barbadillo se aconseja una copa de Castillo de San Diego para las alegrías; un Maestrante para los tangos; un Amontillado Príncipe para las seguiriyas; un palo cortado Obispo Gascón para los fandangos; y una Manzanilla Solear para las soleares. Eso sí, para las bulerías dependerá del gusto del establecimiento donde se esté realizando el evento.


A ello hay que sumarle los cinco platos inspirados en estos palos. De momento, poco se puede hablar del menú, aunque como muestra vaya el primero de los platos que servirá el Hotel Colón-Gran Meliá en sus cenas: tatin de pato confito con hinojo caramelizado al jarabe de Arce, queso de cabra y peineta crujiente de albahaca (en la imagen inferior de esta página). La decoración de los mismos está inspirada en el vino y el flamenco.

Pero si suculenta es la carta, no menos lo es el cartel de artistas que protagonizan estos espectáculos: Natalia Marín (cantaora 1a), Inma La Carbonera (cantaora 2a), Víctor Bravo (bailaor), Álvaro García (guitarrista), y un tercer instrumento, que variará en cada función y que podría ser un violoncelo o un violín. La voz en off de la narradora la pondrá María José Roquero. Ella hará de duende, y se encargará de ir desgranando, plato a plato, palo a palo, y copa a copa, el vínculo de amor entre el flamenco y los fogones. El precio por cubierto para las cenas de degustación es de 60 euros, mientras que para asistir a las catas de vino y el tapeo es de 40.

 

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