Cultura

La plaza medieval pendiente

Del impactante diseño que Vázquez Consuegra presentó hace cinco años para recuperar las Atarazanas solo quedan las infografías. Junta, Caixa y Cajasol siguen sin dar plazos y sin presentar el nuevo proyecto, que debería arrancar este año

el 15 oct 2014 / 12:00 h.

atarazanasEn mayo de 2014»._«Antes de este verano». «A finales de septiembre». «Pronto». Estas son las respuestas que progresivamente han ido dando los responsables de reabrir las Reales Atarazanas de Sevilla como espacio cultural, cada vez que se les ha preguntado sobre cuándo se presentará el proyecto en cuestión, del que sólo ha trascendido que tendrá cierto carácter americanista. Este periódico ha contactado con todas las partes implicadas, la administración autonómica, la Fundación Cajasol y La Caixa. Ninguna de ellas da una respuesta clara sobre el estado en que se encuentra esta iniciativa, ni añade más datos a los pocos que se conocen del plan de futuro para el monumento sevillano, que lleva más de cinco años cerrado a cal y canto. Este mes se cumple además un lustro de la puesta de largo del único intento de rehabilitación integral conocido para el antiguo astillero medieval hasta ahora, el elaborado por Guillermo Vázquez Consuegra. El arquitecto pretendía abrir al edificio al centro, a través de las calles Temprado y Dos de Mayo, creando una suerte de plaza medieval cubierta de arcadas, por las que el ciudadano podría pasearse sin saber muy bien si se encuentra en un espacio público o privado, interior o exterior; si la calle es arquitectura o viceversa. Aquel sueño de ingeniería urbana, del que sólo sobreviven la maqueta y las recreaciones virtuales dibujadas por el estudio del sevillano, ha quedado relegado casi al olvido a causa de los vaivenes que ha sufrido este bosquejo desde que la entidad catalana decidió llevarse su Caixafórum a los bajos de la torre Pelli, con el consiguiente enfado autonómico. Aquel enojo de la Consejería de Cultura, convertido en presión política, obligó a la antigua caja de ahorros barcelonesa a comprometerse a hacerse cargo de las Atarazanas, aunque fuera asumiendo otro concepto cultural. Sin embargo, los meses pasan y ponen en duda que se vayan a cumplir las previsiones que las tres entidades implicadas barajaban hace tan sólo unos meses. Cabe recordar que el pasado febrero aseguraban que pretendían iniciar las obras a finales de este mismo año. A principios de este año, La Caixa y la Junta firmaban un acuerdo de colaboración que contemplaba la apertura del antiguo astillero en el año 2017 –ocho años después de la cesión original por parte de la Consejería de Cultura para hacer allí un Caixafórum–. El compromiso de la Obra Social catalana era invertir diez millones en arreglar el inmueble, que lleva desde hace cinco años sin ser sometido a trabajos de restauración, pese a su antigüedad y necesidad de constantes cuidados. Desde aquel momento, la administración autonómica, Cajasol y La Caixa han ido posponiendo la presentación completa de su esquema cultural para las Atarazanas, asegurando que todos los detalles estaban casi cerrados. Por otro lado, sigue sin conocerse el estado de conservación en que se encuentra el inmueble, después de que la Fundación Atarazanas alertara el pasado enero de que existe riesgo de desprendimientos en alguna de sus naves. Pese a esta advertencia, ni la Gerencia de Urbanismo, ni Cultura ni La Caixa han emitido informe alguno despejando dudas sobre estos supuestos peligros. De momento, lo único claro es que la Junta adjudicó en julio a la Fundación Cajasol y La Caixa la gestión de las Atarazanas, por un periodo de 20 años prorrogables, aceptando su propuesta de convertir este recinto en un espacio de encuentro y debate, con una programación, aún sin definir, que contaría con 400.000 euros anuales. Esto precisaría la adaptación del diseño de Vázquez Consuegra realizado para el Caixafórum, que quedaría reducido, aunque respetaría la propuesta de convertir la planta baja en una plaza pública cubierta que, de momento, hoy por hoy, aguarda cerrada.

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