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Las drogas y la creación literaria

Cuando Sherlock Holmes se recluía en su casa londinense tras administrarse una dosis de heroína o morfina de gran pureza, el personaje de Conan Doyle adquiría valor emblemático frente a la ola formalista y opaca de los personajes convencionales al uso.

el 15 sep 2009 / 03:21 h.

Cuando Sherlock Holmes se recluía en su casa londinense tras administrarse una dosis de heroína o morfina de gran pureza, el personaje de Conan Doyle adquiría valor emblemático frente a la ola formalista y opaca de los personajes convencionales al uso.

Una nómina significativa de escritores ha escrito las páginas más brillantes de la literatura durante siglos bajo sus efectos. Admiramos la obra pero optamos por obviar el infierno creativo que ha sufrido el artista para alumbrar lo que es producto de una mente bajo tortura.

Los únicos que han urgido abiertamente la legalización de ciertas drogas han sido los consumidores terapéuticos de marihuana. Parece que les sienta bien como medicina paliativa de determinadas enfermedades terminales que logra resolver a tiempo en supuestos que la medicina convencional no logra curar. Los otros no saben salir de ese infierno ni de su consumo clandestino.

Siempre me he preguntado por qué la creación literaria y hasta científica se ha nutrido de los estupefacientes para lograr páginas excepcionales de la literatura y de la ciencia. Llevados al extremo acabaríamos pensando que la ficción sólo es tal cuando el cerebro la produce bajo los efectos de sustancias psicotrópicas que le modifican la percepción de la realidad. Las drogas destruyen a quienes desean ser destruidos por ese procedimiento pero dejan sus obras sin rastros de las drogas que las inspiraron.

Abogado

crosadoc@gmail.com

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