Cultura

Los viejos cómicos nunca mueren

Crítica de Lutherapia, el espectáculo de Les Luthiers en Fibes.

el 27 sep 2013 / 21:18 h.

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  • Lugar: Auditorio FIBES
  • Obra: Lutherapia
  • Compañía: Les Luthiers
  • Textos, Música, Arreglos y Dirección: Les Luthiers
  • Interpretación: Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Marcos Mundstock, Carlos Núñez Cortés, Horacio Turano, Martín O’Connor
  • Calificación: Cuatro estrellas
  lutherapiaJuego de palabras, virtuosismo musical, derroche de ingenio y muy poca vergüenza. Es la fórmula con la que Les Luthiers ha cautivado a su público desde sus inicios, allá por 1967. Esta obra, estrenada en España en 2012, es un claro ejemplo. La dramaturgia gira en torno a unas cuantas sesiones de psicoterapia, de ahí su título. Uno de los personajes se siente deprimido y bloqueado a causa de su incapacidad para escribir una tesis sobre “sociología y estructuralismo de la musicología de Mastropiero”, compositor inventado por los integrantes de la compañía con la finalidad de reírse de ellos mismos, y de paso de todos aquellos científicos y músicos que fardan de ser grandes genios. Y es que si algo distingue a estos teatreros, mitad cómicos y mitad músicos, es su humildad y su capacidad para cumplir con el espíritu de la comedia, esto es, fomentar el pensamiento crítico mediante el ejercicio del humor. Así, esta obra posee un trasfondo autocrítico que hunde sus raíces en la denuncia de la vulnerabilidad y la necesidad de los seres humanos de sentirse importantes, lo que a menudo les hace caer en las garras de la prepotencia, la soberbia o la vanidad. Aunque de entrada y para abrir abriendo boca, se ceban con la psicología, la filosofía y la afición al psicoanálisis de sus compatriotas. Para ello utilizan las sesiones de terapia como hilo conductor y elemento de transición entre las diferentes piezas musicales que conforman la obra. Y es que, fieles a su estilo, en este montaje la dramaturgia no es más que una excusa para hacer reír al espectador con toda una gama de temas musicales compuestos por ellos mismos. Una serie de canciones que por sí solas conforman pequeñas historias cómicas repletas de ironía y guiños al teatro del absurdo. Pero a pesar de ese carácter independiente, cada una de estas piezas engarza con las demás hasta conformar un discurso hilarante cada vez más potente, a pesar de que el ritmo escénico al principio incluso resulta un tanto denso, debido a un escaso movimiento que delimita una composición escénica un tanto pobre. Cabe destacar la capacidad de esta genial formación cómica para disfrutar de su oficio y transmitirlo desde la escena. No en vano se sumergen en una ardua labor creativa, una incesante búsqueda que les lleva incluso a inventar nuevos instrumentos musicales. En esta ocasión, junto a otros rescatados de otras obras, una vez más consiguen sorprender al público con dos nuevos artilugios musicales: la exorcítara y el bolarmonio. Aunque lo más impactante es la versatilidad con la que estos cinco maestros de la comedia pasan de la interpretación musical a la teatral para demostrarnos que los viejos cómicos, como los rockeros, nunca mueren.  

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