Un nuevo Matilla o un Matilla incluso más completo que aquel que en Villarreal llegaron a considerar como el nuevo Xavi Hernández, por el que decían llegó a preguntar el Manchester United. Y lo fichó el Real Betis en el verano de 2011 por un millón y medio de euros. Entonces se llegó a escribir que era uno de los fichajes más importantes del club verdiblanco en muchos años, un jugador para marcar una época. Sin embargo, la decepción fue absoluta. Aquel Matilla no tenía ni el ritmo, ni la intensidad ni el físico para jugar en Primera división y no fue capaz de rebelarse para superar la situación y pelear por cambiarla. Dos años después ha renovado por tres temporadas con el Betis, donde regresó casi de puntillas para la pretemporada hace unos meses, sabiendo de la confianza en sus posibilidades del entrenador, pero también que había bastantes opciones de marcharse si no respondía tampoco esta vez.
Estoy acoplado por fin después de una etapa complicada. Ha llegada la buena racha. Estoy muy a gusto, espero que sea por muchos años este buen camino. Ha sido todo un cambio mental, el año en el Murcia me sirvió para aprender mucho. Lo apliqué desde el primer día aquí. Todo ha salido muy bien y espero que siga igual después de la renovación. Estoy con la tranquilidad de saber que estaré por mucho tiempo aquí, algo que da confianza para trabajar, aseguraba ayer el toledano tras estampar su firma en el nuevo contrato con el Betis hasta 2017.
Pepe Mel llegó a desesperarse con Matilla una tarde en partido de Copa ante el Córdoba. Le venía reprochando su actitud, que no se rebelara. Quizás hasta ahora no he sabido sacarle todo lo que puede dar, pero ahora tiene que ser él quien ponga de su parte. Creo que puede hacerlo bien en Primera, pero tiene que poner de su parte. El entrenador madrileño le lanzó el reto y el toledano dio un paso atrás para intentar dar dos al frente y volver a ser aquel jugador que deslumbrara en Villarreal. Eligió Murcia para recomponerse. Por él se interesaron un buen puñado de equipos. Nadie ha dudado nunca de su calidad y talento. En el equipo pimentonero se convirtió en uno de los mejores jugadores de la categoría. Jugó 35 partidos y aprovechando su posición en la mediapunta anotó 13 goles, una cifra realmente notable. El paso estaba dado para volver a probar con el Betis, con la duda de si ese nivel de Murcia podía darlo también en Villamarín en el regreso a Primera.
De partida, Mel no se lo puso fácil, no tanto porque no estuviera convencido de que podía ser importante en la plantilla, sino porque le pidió que hiciese la función de mediocentro defensivo. Es decir, que el Betis lo fichó en 2011 de medio creativo, en Murcia se salió en la mediapunta y ahora le pedían el rol de mediocentro defensivo. Y lo que implica: agresividad, colocación, amplio recorrido y por tanto mucho físico... La visión de juego ya le viene de fábrica.
Se dio por hecho en el stage de Inglaterra y en aquellos amistosos que era un recurso de urgencia a la espera de más fichajes. Y Matilla siguió creciendo. Y Mel acabó por convencerse de que Matilla era capaz de responder al reto y salir ganador. Desde entonces es un fijo en las alineaciones, el Villamarín le reconoce su esfuerzo y su capacidad y el club también con el nuevo contrato. Al final, puede ser cierto que Matilla acabe marcando una época en el Betis.
