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"Mi negocio ha perdido el 10% de ingresos anuales por las sanciones"

El presidente de los bares del centro de Sevilla advierte un repunte de la presión policial desde hace dos semanas y reclama comprensión y consenso.

el 21 feb 2015 / 10:00 h.

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Bar precintado por la policia. / J.M.Paisano Bar precintado por la policia. / J.M.Paisano Por César Rufino y Nieves G. Grosso Mediante las redes sociales, los bares del centro de Sevilla expresaban ayer su queja: «Desde nuestra asociación», decían a través de Facebook, «queremos dar ánimos a nuestros asociados en la Alfalfa, que llevan padeciendo 143 días de presencia policial en la puerta de sus negocios... Impidiendo así el derecho fundamental al trabajo, imponiendo el miedo a cientos de clientes. No sabemos a dónde quieren llevar las autoridades a esta bendita ciudad, cada vez mas aburrida en el ocio. Entendiendo como tal, a una Sevilla que vive del turismo, y no paramos de ponerle trabas a tanto empresario que invierte en ella.... ¿Sabías que cada vez es más difícil, entre los sevillanos, elegir un lugar nocturno, para disfrutar con tus amigos? Compartir por favor, queremos SEVILLA». A lo que se ve, la situación desatada en diciembre pasado, cuando comenzaron los cierres y las multas por ruidos y consumo en la calle, no ha cambiado gran cosa. Lo confirmaba ayer tarde el propio presidente de la asociación, Miguel Criado, para el cual la única noticia agradable al respecto durante esta semana ha sido la reapertura del Gallo Negro, el último de los locales que quedaban cerrados –«su sanción era de dos meses», aclaraba Miguel–. Por lo demás, sigue echando en falta «comprensión» y «consenso» para afrontar la conciliación entre la norma, el descanso del vecindario y la actividad comercial de estos establecimientos. Algo que evite tanto el malestar de los residentes como el hecho de que él mismo, dueño del bar 84 en la Alameda y uno de los que fueron multados y cerrados porque la gente bebía y hacía ruido en la calle, haya perdido por esta razón «alrededor de un diez por ciento de las ganancias globales del año». Apenas fueron nueve días los que tuvo que estar sin abrir, pero qué días: «Del 20 al 29 de diciembre pasado. Las fechas en que se hace más caja y los más fuertes de la Navidad. Aparte, 3.000 euros de multa». Y dejando a un lado este perjuicio, lo que le irrita, según dice, es que la solución no está en su mano: Miguel Criado dice comprender y aceptar todas las posturas, pero se niega a hacer de sheriff (más que negarse, es que no tiene forma de hacerlo ni autoridad) para controlar lo que sucede de puertas afuera de su bar. «No podemos hacernos responsables de lo que la gente haga en la calle». Porros en las terrazas. «En las dos últimas semanas», explicaba ayer el representante de estos negocios del centro de Sevilla, «ha habido sanciones a bares porque llega un secreta y pilla a uno haciéndose un porro en la terraza de un bar. Me parece muy bien que se haga cumplir la ley, pero que no se nos castigue a nosotros. Estos negocios por lo general no dan para camareros, son autoservicio, y no podemos responsabilizarnos de esas cosas». «Si alguien se pasa, que lo cierren. No queremos que se incumplan las leyes», insistía Criado, «pero hay cosas que convendría entender, como que somos una ciudad que vive en la calle», reivindicando así la legitimidad de una actividad de siglos que forma parte de la personalidad de Sevilla. «Si aparece la policía y los que están haciendo botellón se vienen a mi puerta a disimular, ¿yo qué puedo hacer?Yo no me voy a pelear con nadie», insistía, como portavoz de una entidad nacida precisamente para «moverse» en defensa de sus locales. «Somos negocios, muchas personas vivimos de esto. Yo tengo cinco empleados. Los hay que tienen tres, doce. La solución es llegar a un consenso».

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