Doctor, doctor... Usted es famoso. Y de alguna manera, esta distinción le sirve como espejo para el resto de expertos en materia sanitaria. El Colegio de Médicos de Sevilla entregó el jueves los premios Galeno al cirujano cardiovascular Carlos Infantes y a la Guardia Civil.
Resulta que después de estudiar el funcionamiento, así como las anomalías del cuerpo humano durante 6 años, los médicos tienen una misión harto complicada: continuar en la tarea docta de perfeccionar sus conocimentos. Toda una vida dedicada a velar por la salud del resto de los ciudadanos. Pero está comprobado que, sarna con gusto no pica -en términos médicos: que las guardias de 24 horas merecen la pena-. El diagnóstico, pues, queda claro.
Con esta síntesis quizás se entienda mejor el mérito que supone para un médico recoger el premio Galeno que, desde 1998, otorga el Colegio de Médicos de Sevilla. El acto tuvo lugar el jueves en el hotel Alfonso XIII donde asistieron diversas personalidades de la rama sanitaria, así como de la administración.
En esta ocasión la fundación reconoció por su meritoria trayectoria profesional y de reconocido prestigio a nivel nacional e internacional al doctor cirujano vascular Carlos Infantes. Su tesis, precisamente, leída en 1973, versó sobre Los trasplantes homólogos de las válvulas aórticas con células vivas conservadas.
Infantes es referente en su especialidad a todos los niveles por sus trabajos de investigación sobre válvulas biológicas. Actualmente es jefe del servicio de cirugía cardiovascular del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla y Académico Numerario y Miembro de la Real Academia de Medicina de Sevilla.
Pero los premios Galeno no sólo reconocen la labor de las personas sino, como en este caso, de las instituciones que velan por la buena marcha y el buen quehacer de los hospitales; ejemplo tal es el de la IV Zona de la Guadia Civil por su colaboración y respaldo a la institución colegial, ante el grave problema de aumento de agresiones contra el colectivo médico en el desempeño de sus funciones.
Desde que se creara la Benemérita en Alcalá de Guadaíra, en 1884, "la labor ha sido inconfundible y por ello, digna del galardón", afirmaba ayer, el presidente del Colegio de Médicos, Carlos Javier-Villardell.
Aunando criterios, el perfil para tener este premio es el siguiente: praxis sin faltas en el códico deontológico y un "buen desarrollo de la profesión", sentenció Villardell. Hoy por hoy, en la capital hispalense hay colegiados unos 8.300 médicos y el espejo donde poder mirarse cada año, aumenta. Señal de que estamos en buenas manos.
