"La consola nueva es muy chula", dice Julio, de 7 años, "pero sería mejor todavía si la pudieran probar mi amigo Ignacio y mi amigo Eusebio." Ignacio y Eusebio tendrán que esperar por lo menos hasta el Viernes de Dolores; ese día, la cofradía más larga de Sevilla no va a llevar cirio pero sí cola: la que se va a formar delante de las tiendas para comprarse esta Nintendo DSi que, una semana antes de su lanzamiento comercial en España, ya ha sido sometida por El Correo al veredicto de los incondicionales de la marca. Y todos coinciden: lo mejor que tiene es que la diversión está en la maquinita, más que en los juegos.
Que se lo digan a Julio, que se ha pasado horas enteras sacándole hasta la última gota a las dos grandes novedades que marcan la diferencia con respecto a la clásica Nintendo DS: los montajes de imágenes y sonidos ("Lo más gracioso que he hecho ha sido una foto al fotógrafo del periódico"). Desternillante el recurso que ofrece para manipular y deformar al gusto y de forma sencillísima tanto las fotografías como las imágenes en tiempo real obtenidas con sus dos cámaras incorporadas. También se les pueden añadir efectos, colores, bocadillos, adornos... Y pasarlas al ordenador. Ése va a ser el as en la manga de esta consola que, por lo demás, no deja de ser un chismito para jugar, como hay tantos en este mundo.
Ana, Clara, Nandi, Carolina... A todos estos pilotos de pruebas de muy diferentes edades les ha costado separarse de esta maquinita prestada para poder devolvérsela a Nintendo, según lo acordado. Y eso que ya tienen su propia DS. Cuesta decirlo porque esto no es un reportaje publicitario ni debe parecerlo, pero la opinión mayoritaria es que la consola nueva se come con papas a la anterior. Las pantallas son algo más grandes y brillantes, el sonido es mejor, admite los mismos juegos que la DS (si son originales), es de un tamaño ligeramente mayor y, según dicen los de Nintendo, lo más interesante está por llegar: juegos creados ex profeso para aprovechar las habilidades incorporadas (la captación de movimientos del jugador, los gestos y demás).
Lo mejor: que no se sabe quiénes van a disfrutar más del aparato, si los niños o los mayores. Lo peor: que engancha horrores (eso sí, el que se pase el día entero con ella se ahorra comprarse el Más Brain Training, que es el que le dice a uno la edad mental).
