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Pequeños pero ya grandes luchadores por la vida

Las diminutas uñas de Nora, de dos años y medio, lucían rosas para la ocasión. Iba a celebrar el Día del niño con cáncer, su día, y habría una fiesta con globos, juguetes, música y dulces. "Es muy coqueta y quería estar guapa para hoy y como no puede ponerse lazos ni trenzas, pues le pintamos las uñas", explicaba Loli.

el 15 sep 2009 / 22:36 h.

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Las diminutas uñas de Nora, de dos años y medio, lucían rosas para la ocasión. Iba a celebrar el Día del niño con cáncer, su día, y habría una fiesta con globos, juguetes, música y dulces. "Es muy coqueta y quería estar guapa para hoy y como no puede ponerse lazos ni trenzas, pues le pintamos las uñas", explicaba Loli.

Sus palabras quedaban ahogadas por los gritos de dos pequeños. "¡Es el Rey León!", apuntaban en un intento de averiguar la melodía que el quinteto de violín formado por algunos jóvenes que han superado el cáncer estaba tocando en la sala de juegos de Oncología del hospital infantil del Virgen del Rocío. La Asociación de padres de niños con cáncer, Andex, escogía este escenario para conmemorar la efeméride que se celebra a nivel internacional mañana, 15 de febrero.

Celia, una niña de ocho años que acaba de superar una leucemia, era la encargada de leer un manifiesto en el que se reclamaba "atención especializada para estos niños y apoyo para los padres en todos los lugares del mundo", como destacaba más tarde la presidenta de la asociación, María Luisa Guardiola, quien apuntaba que ellos, Andex, llegaba "donde la medicina no puede".

El apoyo psicológico, emocional e incluso económico es fundamental para las familias de los pequeños que, en muchas ocasiones, tienen que renunciar a buena parte de su vida. Como Encarna, que ha tenido que dejar de trabajar para cuidar a su hijo Alfonso. Con cinco años, este niño, que pronto abandonará el hospital, dejaba boquiabiertos a sus compañeros de juegos con un truco de magia.

Tras las risas, el colofón de la fiesta: la tradicional suelta de globos. Un espectáculo ante el que los pequeños protagonistas se quedaban extasiados. Y para terminar, la canción Color esperanza. "Se trata de transmitir a los padres la ilusión y la confianza de que sus niños pueden curarse". La mejor receta, como explicaba Fernando, un joven de 15 años que ha superado el cáncer, es "ser positivo".

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