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Plenitud en la aldea

Hacía muchos años que el Real del Rocío no registraba tal saturación de fieles durante la misa de Pentecostés. Mucho contribuyó a ello el toldo de nubes bajo el que amaneció la aldea. El resto lo puso un orador de enorme predicamento popular, el cardenal Amigo, quien fue despedido con aplausos tras una vibrante homilía.

el 16 sep 2009 / 03:36 h.

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Hacía muchos años que el Real del Rocío no registraba tal saturación de fieles durante la misa de Pentecostés. Mucho contribuyó a ello el toldo de nubes bajo el que amaneció la aldea. El resto lo puso un orador de enorme predicamento popular, el cardenal Amigo, quien fue despedido con aplausos tras una vibrante homilía.

Hasta en los porches de las casas del Real del Rocío no cabía ni un alfiler durante la eucaristía. La de ayer fue, sin duda, una de las misas de Pentecostés más participadas que se recuerdan. Aquéllos que pronosticaron un Rocío descafeinado por efecto de la crisis se equivocaron. Y prueba de ello es que la presentación de las 106 hermandades el pasado sábado se prolongó hasta las 23.45 horas -media hora más que el año pasado-, convirtiéndose en la más larga de la historia reciente de la Romería, con casi doce horas continuas de desfile de simpecados.

Este registro horario ha encendido las alarmas en la hermandad Matriz de Almonte, cuyos responsables ya piensan en un nuevo esquema organizativo para el primero de los actos oficiales de la Romería, máxime cuando decenas de hermandades aguardan aún su turno para ser reconocidas como filial.

Ajeno a los interrogantes organizativos que se abren en el futuro de la Romería, el cardenal de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, recibió ayer como un "regalo" la invitación del obispo de Huelva, José Vilaplana, para presidir la misa de Pentecostés 90 años después de que otro prelado sevillano, el cardenal Almaraz, coronara canónicamente a la venerada imagen de la Virgen del Rocío. En una vibrante homilía, Amigo destacó que "sin el Espíritu Santo, el Rocío es una fiesta cualquiera; la aldea de Almonte, un lugar de encuentro y convivencia; las marismas, un terreno que se inunda; la hermandad, un grupo de amigos unidos para la fiesta; y el Quema, agua y río. Con la gracia del Espíritu Santo -prosiguió-, el Rocío, en cambio, es devoción sincera a la Madre de Dios; la aldea, santuario y casa de la Señora; las marismas, lugar hermoso que habla del cielo; la hermandad, escuela donde se aprende la mejor de las lecciones, la del amor fraterno; y el Quema, agua que recuerda el bautismo y que nos ha purificado".

El cardenal indicó que después de este encuentro con la Blanca Paloma, muchos romeros volverán a sus casas y allí se encontrarán con una situación difícil: "Falta de trabajo, pobreza, inseguridad, acoso a la familia y a la misma vida". Amigo animó a los miles de romeros concentrados ante el monumento de la coronación a "no considerarse víctimas de sistema alguno, sino testigos de Jesucristo resucitado", y les instó a "no permanecer impasibles ante los atropellos a la dignidad de la persona y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta la muerte natural". "La vida humana nunca puede ser un producto negociable", insistió.

Por último, en consonancia con el lema de esta Romería, Rocío de luz, vida y esperanza, Amigo lanzó un mensaje con el objetivo de sensibilizar a todos los romeros de la necesidad de ser donantes de órganos: "Rociero, no te lleves al cielo lo que tus hermanos necesitan aquí", exhortó.

Los cantos del coro de la hermandad del Rocío de Sevilla -que recuperó los temas más clásicos y recordados de su repertorio- amenizaron una ceremonia en la que el cardenal de Sevilla fue despedido con aplausos. A su conclusión, Amigo confesó haber quedado sobrecogido con el silencio de la muchedumbre, antes de visitar a las hermandades sevillanas.

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