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¿Qué camino siguen los desechos urbanos?

¿Se recicla lo suficiente? ¿Por qué hay que separar la basura? ¿Cómo se destruyen los desechos? La Gran Sevilla genera 1,31 kilos de residuos sólidos urbanos (RSU) por persona y día. ¿Qué pasa con todos esos desperdicios? La Mancomunidad de la Vega muestra cómo se recupera sólo una pequeña parte.

el 15 sep 2009 / 01:21 h.

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¿Se recicla lo suficiente? ¿Por qué hay que separar la basura? ¿Cómo se destruyen los desechos? La Gran Sevilla genera 1,31 kilos de residuos sólidos urbanos (RSU) por persona y día. ¿Qué pasa con todos esos desperdicios? La Mancomunidad de la Vega muestra cómo se recupera sólo una pequeña parte.

La basura es el gran problema ambiental de Sevilla y de cualquier otra urbe, nunca bien solucionado y que da la tabarra todos los días. Pero nunca acapara titulares porque la acumulación de desechos es constante y la bomba de relojería no termina de reventar.

La Mancomunidad de la Vega presume de tener en Alcalá del Río, municipio integrado en el área metropolitana, quizá las instalaciones más modernas de Andalucía, lo que le permite reciclar un 28% del volumen de basura que les llega. ¿Una cifra desalentadora? La opinión de uno de los responsables de la empresa, Raúl Villa, es que se podría hacer más y con mejor tecnología si la ecología pasa de la boca al bolsillo.

Y es que los habitantes de la Gran Sevilla pagan de media 30 euros al año por la recogida de la basura, mientras que en Baleares o Cataluña la cifra llega a los 70. La falta de recursos se nota en que esta planta evapora los lixiviados (líquidos tóxicos, muy peligrosos si se filtran a los acuíferos), un proceso "inocuo, pero anticuado y más lento" que los de otras latitudes para acabar con este material final de la basura.

En descargo de esta planta hay que decir que será la primera -dentro de seis meses- que se automatizará y mucho antes, en mayo, inaugurará un laboratorio de I+D (investigación y desarrollo)para optimizar la recuperación de los RSU, unas instalaciones asimismo rara avis en el paisaje de la gestión de la basura.

Tras la instalación, auténticas colinas cubiertas de hierba, los vertederos ya clausurados, dan fe de que lo de las montañas de basura de la sociedad de consumo no es un lugar común, sino una verdad como un puño.

¿Qué tiramos a la basura? Este experto mira en el cubo de basura de los habitantes del área metropolitana y la estadística que da es: el 44% lo constituye materia orgánica, fundamentalmente, restos de comida, el 18% papel y cartón, el 12% plástico, el 6% vidrio, el 3% metales y el 11% restante otras materias.

¿Se recicla mucho? Más de lo que parece, si es que las grandes cifras no mienten: los datos de esta empresa, extrapolables en grandes rasgos al resto del área metropolitana, están "algo por encima" del nivel nacional en vidrio. De hecho, las cifras indican -según la empresa especializada Ecoembes- que el 55% del cristal, por ejemplo, se recupera.

Para alcanzar estas cifras ayudan los operarios de la planta, ya que toda la basura que se echa al contenedor ordinario se procesa para recuperar todos los productos reciclables posibles. En los contenedores para el reciclaje llega una fracción minúscula, el 0,83% del peso.

Hay que aclarar que el papel y el cartón ocupan mucho volumen, pero no pesan nada en comparación con el resto de los desperdicios. El resto, fundamentalmente vidrio, plásticos y metales de diversos tipos se intenta rescatar a mano, con cuatro hileras de operarios, que clasifican a ojo y retiran -nadie puede exigir que con un 100% de acierto- los restos recuperables de la materia orgánica.

En la entrada del complejo se apilan enormes cubos de envases compactados que se envían a las empresas que los devolverán al uso cotidiano, radicadas en el polígono La Isla de Dos Hermanas. Pero estos restos para el reciclaje son la excepción.

Casi todo lo recuperable acaba inexorablemente entre la materia orgánica, que desde que abrió esta planta se trata para transformarlo mediante su fermentación durante 60 días en un abono llamado cómpost, del que produce 16.000 toneladas al año (el 28% de la materia orgánica que llega las instalaciones). Luego se regala, puesto que un kilo sale por menos de un céntimo en el mercado.

La basura definitivamente irrecuperable -la mayor parte- acaba en el vertedero, que día a día crece a la espera de que lleguen soluciones para incrementar los volúmenes de reciclaje, entre ellos una planta para la producción de metano que entrará en servicio próximamente y que podrá abastecer de electricidad a una población de 45.000 habitantes, algo menor que Utrera.

El problema irresuelto para una planta de este tipo son los restos industriales. Su trabajadores recuerdan impotentes cómo hace pocos días un camión de una empresa de muebles dejó allí un cargamento de enseres pasados de moda. Pese a las posibilidades de la madera, por el volumen de las piezas y su cantidad todo acabó engrosando el vertedero.

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