Cultura

Renovarse o morir

El cómico asume con soltura su papel de conferenciante perfilando la máscara de un patriarca gitano, que más que transmitir conocimientos los desbarata.

el 04 feb 2014 / 19:32 h.

TAGS:

Lugar: Sala La Fundición, 2 de febrero Compañía: La Choni Dirección: Estrella Távora Actor/Conferenciante: Juanjo Macías Bailaora: Asunción Pérez, La Choni Cantaora: Alicia Acuña Guitarrista: Raúl Cantizano Calificación: *** Aunque con evidentes diferencias, este montaje responde al éxito de La Gloria de mi mare, una obra que podría decirse que inauguró un nuevo género ya que se conforma como una comedia teatral que integra al baile y la música flamenca como un elemento más de la dramaturgia. Esta nueva propuesta nos plantea ese mismo esquema, con el mismo equipo y los mismos personajes aunque, como de renovarse o morir se trata en esto del arte, aquí se plantea un nuevo reto: resucitar a Doña Gloria – que por desgracia fallece en la obra anterior- mediante la fórmula de una conferencia ilustrada que nos transmitirá sus conocimientos sobre el arte flamenco. Claro que el conferenciante no es otro que Juanjo Macías, un cómico que se distingue por su capacidad por interactuar con el público hasta hacerlo partícipe de la dramaturgia haciendo gala de una buena dosis de improvisación. El cómico asume con soltura su papel de conferenciante perfilando la máscara de un patriarca gitano, que más que transmitir conocimientos los desbarata. Para ello colma su discurso de comentarios ingeniosos y chascarrillos que completan su comicidad con una gestualidad contenida, aunque expresiva y burlona. De la misma manera, La Choni se sirve de la pantomima para preñar de humor sus bailes. Aunque se trata de bailes flamencos rigurosos, al más puro estilo de la escuela sevillana, que encierran una buena parte de la evolución de esta disciplina. Así, en la Guajira bailada con abanico destaca la sensualidad de los brazeos y los movimientos de cadera, la Alegría con bata de cola es luminosa y rezuma salero y la Farruca supone un despliegue técnico impecable en cuanto a la colocación del cuerpo y la velocidad y limpieza del taconeo. Como contrapunto, la bailaora confirma su versatilidad con una Zambra de lo más irreverente que hace las delicias del público. Por su parte Rául Cantizano convoca toda la sonoridad de la cadencia andaluza con su guitarra con un toque tan contundente como florido, y Alicia Acuña nos impacta con la potencia de su voz y la emoción que vuelca en la ejecución de sus cantes. Lástima que, quizás por la estructura fragmetaria o la falta de hondura del texto, el torrente emotivo decaiga en algunos momentos y el ritmo del espectáculo resulte un tanto irregular, aunque cabe resaltar que asciende al final, cuando los intérpretes se sueltan el pelo con un número musical deliciosamente trasgresor.

  • 1