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Ser alcalde, una pesadilla

Crear puestos de trabajo, pagar a proveedores, acometer mejoras en calles, plazas, parques y todo lo necesario para que sus habitantes, que pagan religiosamente sus impuestos cada año, puedan disfrutar de esos servicios...

el 16 sep 2009 / 08:14 h.

Crear puestos de trabajo, pagar a proveedores, acometer mejoras en calles, plazas, parques y todo lo necesario para que sus habitantes, que pagan religiosamente sus impuestos cada año, puedan disfrutar de esos servicios... Entre los alcaldes, nos encontramos con algunos que se lo toman a pecho y que les va la vida en ello, otros ya han superado más de una crisis y se lo toman con filosofía. Hoy en día, cada Ayuntamiento tiene más o menos dificultades económicas y la obligación de cada equipo de gobierno es salir medianamente airoso de ella.

Recuerdo la época de bonanza de la construcción, eran tiempos de pedir y pedir a las constructoras mejoras para sus municipios a cambio de facilitar el poder construir aquí y allá. Eran tiempos de presumir de ser alcalde. Las cosas han cambiado y ahora toca llamar a las puertas de la Junta de Andalucía y de la Diputación provincial para recibir una ayuda de cualquier tipo. Quiero recordar que otras personas en esos cargos tenían que coger su vehículo propio y pagar la gasolina de su bolsillo, para trasladarse a Madrid y pedir y pedir en los ministerios el dinero necesario para acometer obras de primera necesidad. No contaban con la teta de un gobierno autonómico ni provincial a la que acudir.

Moraleja: que nadie se ponga medallas cuando termine este periodo de dificultad, que mirando al pasado lo tuvieron mucho más negro y nadie fue condecorado. Es más, el puesto de alcalde les fue impuesto por mandato del señor Gobernador Civil de turno.

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