Cofradías

Sevilla no falló en su cita con la Patrona

La procesión de tercia de la Virgen de los Reyes fue de las más multitudinarias que se recuerda.

el 15 ago 2013 / 10:22 h.

VIRGEN-REYES-17 Esta vez sí Sevilla respondió de forma masiva a su secular cita con la Virgen de los Reyes en una mañana plena de fervor devocional y con algo de bochorno en los termómetros. Por si alguna duda había quedado flotando en el ambiente tras el ‘experimento’ semifallido del pasado 11 de mayo, la mañana de la Asunción sirvió para disipar suspicacias y despejar toda incertidumbre en torno a la unanimidad devocional que despierta la que, desde el año 1946, es por breve pontificio Patrona de la ciudad y la Archidiócesis de Sevilla. Heridos en su amor propio por el extraño regusto que dejó esa salida extraordinaria de la Virgen en el mes de las comuniones, los sevillanos se echaron a la calle en masa, abarrotaron las gradas catedralicias, se arracimaron en las escalinatas del monumento inmaculista de la plaza del Triunfo y, sobre todo,  se hacinaron un año más ante el portón de los Palos, donde se piden las tres gracias, para atestiguar su incondicional fidelidad  a la imagen fernandina que desde mediados del siglo XIII alumbra con su candorosa y enigmática sonrisa los destinos de Sevilla. Encabezado por los niños carráncanos y la cruz patriarcal, el madrugador cortejo del 15 de agosto empieza a salir a las siete y media de la mañana a una plaza de la Virgen de los Reyes rebosante de público. “Se podría haber salido un poco más tarde pero aquí dentro hace mucho calor”, apunta a pie de obra Joaquín de la Peña, diputado mayor de gobierno sin vara de todas las procesiones catedralicias. Este año la Asociación de Fieles de la Virgen de los Reyes y San Fernando ha distribuido 180 cirios entre sus hermanos, “gente muy sencilla y devota de la Virgen”, remarca ya con el cirio entre las manos y presto para iniciar su recorrido el presidente de esta singular corporación, Antonio Ramos. La inclusión de algunos rostros adolescentes rejuvenecen un cortejo que en su mayoría peina ya canas. “La devoción a la Virgen de los Reyes es muy familiar y se transmite de padres a hijos y prueba de ello es que entre las filas de cirios puedes encontrar a madres, hijos y nietos”, subraya el presidente. Que se lo digan si no a Francisco José Domínguez Martos, director a sus 68 años del coro de antiguos alumnos de la Escolanía Virgen de los Reyes, encargado tradicionalmente de entonar los motetes, y las salutaciones a la imagen fernandina durante su recorrido. Ayer, por vez primera, figuró a su lado su nieto, Francisco Jesús Domínguez Herrera, que a sus 8 años, con la medalla de la Asociación colgada del cuello y con el portafolios repleto de partituras entre sus manos, se estrenaba cantando en el cortejo. Entre las chaquetas azules de los integrantes del coro también se hallaba el padre del pequeño, Francisco José Domínguez de la Fuente, 40 años. Tres generaciones unidas cantando a la Virgen. VIRGEN-REYES-02Mientras el medido cortejo desfila solemne por la calle Alemanes, el palio de tumbilla aguarda paciente, plantado en el Altar del Jubileo, el momento de cruzar el dintel de Palos. A pesar de la hora tempranera, el trasiego de fieles en el interior de la Catedral es continuo. A esa hora ya han finalizado las tres misas que de madrugada se celebran ante el paso de la Patrona, “oficiadas este año por Francisco de los Reyes, Amador Domínguez y Adolfo Petit”, refiere desde la sacristía de los Cálices la religiosa María Elena Fernández, misionera eucarística de Nazaret, congregación que desde hace 12 años se encarga en la Catedral de mantener bien cuidados los ornamentos de la liturgia. Y a esa hora también, las mesas petitorias dispuestas en las puertas de entrada al templo catedralicio con recuerdos de la Virgen son un hervidero de público. “Llaveros, estampas, rosarios, medallas, pins y hasta dedales... De todo se vende”. Entre la clientela, mayoritariamente femenina, descuella por su impecable uniforme -pantalón y camisa blancos- uno de los ‘aguaores’ del paso de la Virgen, Manuel Barrera. “Eduardo Bejarano hijo (cuarta generación de la saga Bejarano frente al martillo de la Patrona) se nos casa este sábado en la Capilla Real y ante el paso de la Virgen de los Reyes y la cuadrilla queremos darle una sorpresa. Y aquí me tienes buscando una foto de la Virgen a gran formato para enmarcársela”. Es el propio arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, revestido de capa pluvial y tocado por la mitra y el báculo, quien tradicionalmente da los primeros tres golpes de llamador para que el palio de tumbilla comience a deslizarse por el ajedrezado pavimento catedralicio en busca de la luz que ya empieza a colarse por la Puerta de los Palos. Se acerca el momento culminante de la procesión, aquél en que los cuatro macizos de nardos franquean el claroscuro del portón catedralicio y comienzan a embriagar con su perfume la plaza de la Virgen de los Reyes. Suena la Marcha Real en el órgano catedralicio y también fuera, en la plaza, interpretada por la unidad de música de la compañía de honores del Ejército que acompaña a la tumbilla. La imagen fernandina se detiene por unos instantes en el atrio entre el repique jubiloso de las campanas de la Giralda. Asomadas a las celdas del cenobio, las monjas del encalado convento de la Encarnación son testigos un año más de ese misterioso instante en el que, al estruendo del bronce de la ‘Turris Fortissima’, le sigue como por arte de magia un imponente y hondo silencio capaz de hacer oír en un espacio tan abierto y repleto de fieles el crujido de las trabajaderas del palio de tumbilla. VIRGEN-REYES-21Por segundo año consecutivo, el recorrido de la procesión aparece delimitado con vallas. En el cortejo se echan en falta las otrora nutridas filas de canónigos ante el paso de la Virgen. “Entre los ya jubilados y los que se encuentran de vacaciones, no creas que ya quedamos tantos...”. Los miles de fieles agolpados tras las vallas bisbisean sus oraciones en silencio al paso de la Patrona. La devoción va por dentro. No hay vivas y tampoco suele haber aplausos. Ayer, sin embargo, por dos ocasiones el pueblo rompió incomprensiblemente la regla de silencio de la procesión en la esquina de Correos. Bejarano ‘padre’, 52 años mandando el paso de la Patrona, se queda atónito ante esta reacción de parte de los fieles. “Esto es nuevo. Las palmas son para la Feria”. Pasadas las 9.30 de la mañana, en medio del estruendo de las campanas de la Giralda, el palio de tumbilla era engullido de nuevo por la penumbra catedralicia después de una procesión multitudinaria. Nada que ver con el 11 de mayo. La indecorosa indumentaria de algunos personajes ‘añadidos’. La delantera del paso de la Virgen de los Reyes se ha convertido de unos años para acá en un circo mediático, con cámaras de televisión haciendo entrevistas en directo a los fieles más sensibleros y con una nube de casi 30 fotógrafos revoloteando a sus anchas entre el cortejo, en su mayoría simples aficionados al objetivo, algunos de los cuales lucen una vestimenta inapropiada para la solemnidad del día. Unas bermudas a cuadros y unas chanclas no son la indumentaria más idónea. El Cabildo Catedral debería tomar cartas en el asunto. A otros a los que no les importa mucho cuidar su indumentaria es a los turistas que se hospedan en algunos de los establecimientos hoteleros de la calle Alemanes, con privilegiadas vistas a la procesión sin necesidad de zambullirse en la bulla callejera. A una familia hospedada en los apartahoteles Alemanes-Gradas no le importó asomarse al balcón en pijama y con una mantita por los hombros.

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