El general jefe de la Fuerza Terrestre, ocupado en la gestión de 55.000 efectivos, repasa en este cuestionario a través de correo electrónico su visión del Ejército y sus prioridades de actuación.
-¿Qué balance hace de su primer año y medio como número dos del Ejército de Tierra?
-Mi impresión es que ha sido muy positivo. Hemos continuado mejorando las normas de funcionamiento del Cuartel General, los procedimientos para garantizar la seguridad y protección de nuestros hombres y mujeres en ejercicios y maniobras, y en operaciones, se ha superado con excelentes resultados la evaluación para participar en la Fuerza de respuesta de la OTAN. Se continúan recibiendo al ritmo previsto los materiales para mejorar capacidades y se han ido adaptando los aspectos de la preparación a la participación de contingentes en las operaciones que actualmente se vienen desarrollando fuera del territorio nacional. También destacaría tres operaciones de colaboración: una para apoyar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado con motivo de las elecciones, otra para la exposición universal de Zaragoza y la tercera en Galicia, relativa a la prevención de incendios.
-¿Cuáles han sido los principales retos que ha afrontado?
-En mi discurso de toma de mando, les decía a mis subordinados que había un cambio en ejecución, sobre la organización y despliegue de la Fuerza de Tierra, que era sostenido y profundo y cuya aplicación se traducía en un Plan de Transición. Este ha sido un reto muy importante, que se va ejecutando de acuerdo a un calendario que finaliza en 2010. Otro reto, para mí permanente, es que todas mis unidades tengan un excelente grado de preparación para cumplir los cometidos que se nos asignen y en todas las ocasiones dar pruebas fehacientes de una ejemplaridad como soldados y ciudadanos, con una entrega total que proporcione una elevada capacidad operativa.
-¿Cuáles van a ser las principales apuestas que se propone acometer ahora?
-Las metas que me propuse al hacerme cargo del mando siguen con plena validez. La derivada del Plan de Transición tiene su horizonte temporal ya citado y tengo que seguir impulsándolo, al tiempo que se consolida lo llevado a cabo. Las otras se resumen en querer estar al más alto nivel, y puedo afirmar que, hasta el momento, en cuantos cometidos se nos han asignado, hemos dado muestras de muy buena preparación.
-¿Qué peso ha ganado la Fuerza Terrestre en las FAS?
-La FUTER es el pilar de Tierra. Un 70 % de sus efectivos están encuadrados en ella y bajo mi mando; con ese potencial contribuimos al esfuerzo conjunto, de los tres ejércitos, que hoy es imperativo en las FAS: aumentar su eficacia integral. Es de destacar nuestra participación, muy activa, en la creación de la Fuerza Conjunta de Reacción Rápida, que bajo mando del Jefe de Estado Mayor, es un elemento fundamental y básico para ese logro y potenciación de la acción conjunta.
-¿Qué papel juegan los efectivos a su mando en las misiones internacionales actuales?
-Representan el grueso de los contingentes en Afganistán, Líbano y Kosovo y, en menor medida, en Bosnia y Chad; con su trabajo contribuyen a que la paz y la seguridad vayan imponiéndose en las zonas donde están desplegados junto con unidades de otras naciones. Trabajan codo con codo, siendo reconocidas su calidad humana y profesional, llenándonos de orgullo.
-Ahora la situación de mayor riesgo se vive en Afganistán. ¿Cómo lo valora?
-La misión tiene sus riesgos y el conocimiento de la situación nos permite orientar nuestra preparación hacia los cometidos que allí tenemos que realizar. Una preparación específica y rigurosa en la que se vuelca el esfuerzo en las medidas de protección de la fuerza, tanto a nivel individual como colectivo, y en la renovación de materiales -recientemente se ha enviado a la zona el nuevo vehículo Lince y en breve llegará el RG-31-, que aumentarán el grado de protección de las tripulaciones. Se trata de emplear unidades muy preparadas y que puedan trabajar con la mayor seguridad.
