Los conductores sevillanos han tomado conciencia de que al volante ni una gota de alcohol, pero no parece que hayan asumido que utilizar el móvil mientras se conduce es también una infracción. Eso es al menos lo que se desprende de los datos anuales de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, recogidos en la Memoria Anual de la Fiscalía de Seguridad Vial, según los cuales en 2010 se registraron más denuncias por este hecho que por haber consumido alcohol.
Según estos datos, el año pasado 4.889 conductores fueron multados por la Guardia Civil por haber dado positivo en un control de alcoholemia; frente a los 5.326 que fueron denunciados por hablar con el móvil mientras conducían. La Ley de Tráfico establece como sanción grave "conducir utilizando manualmente dispositivos de telefonía móvil, navegadores o cualquier otro sistema de comunicación". La cuantía por esta infracción es de 200 euros y lleva aparejada la pérdida de tres puntos del carné de conducir, pero no se considera como un delito.
En cambio, conducir bajo los efectos del alcohol sí se puede llegar a considerar delito si la tasa de alcohol en aire expirado supera los 0,6 miligramos por litro de sangre o cuando la tasa de alcohol o cuando sea de más de 1,2 gramos por litro de sangre, además de la sanción correspondiente y de la pérdida de puntos. Esto supone la apertura de diligencias penales contra el conductor que supere estas cifras, con las consecuencias que ello supone, además de la condena, como tener antecedentes.
Pese a todo, la conducción bajo los efectos de sustancias alcohólicas es el delito por el que fueron condenados más conductores el año pasado, ya que de las 3.600 sentencias por delitos de tráfico, 2.066 lo fueron por este capítulo. Sin embargo, para el fiscal de Seguridad Vial, Luis Carlos Rodríguez León, el dato no es totalmente negativo porque "han bajado las tasas de alcoholemias altas", es decir, las que están por encima de un gramo de alcohol. "El grueso de los condenados dieron entre 0,60 y 0,80 gramos por litro expirado", explicó el representante del Ministerio Público durante la rueda de prensa de presentación de la Memoria.
Pero el capítulo por el que la Guardia Civil denunció más el año pasado fue el del exceso de velocidad. Entre radares móviles y fijo, los agentes interpusieron 158.371 multas, lo que supone el 61% de las 258.600 denuncias que en total registró la Agrupación de Tráfico. La mayor parte de las mismas, 127.865 fueron registradas por medio de los radares, mientras que 30.506, se interpusieron por radares móviles.
Con el exceso de velocidad ocurre lo mismo que con el alcohol, pues hay que superar una determinada cifra para que sea considerado un delito. La Ley establece que cuando la velocidad exceda en 80 kilómetros por hora el límite impuesto en vías interurbanas o en 60 kilómetros por hora en vías urbanas se considerará como una infracción penal.
Las condenas pueden oscilar entre los tres y seis meses de cárcel, además de multa de seis meses a un año o trabajos en beneficio de la comunidad entre 31 y 90 días. Asimismo, exceder los límites de velocidad máximos está multado con sanciones que van desde los 100 a los 600 euros y hasta seis puntos y la suspensión del permiso de conducir. En cuanto, al número de condenados, los juzgados dictaron 1.317 sentencias por este delito, frente a las 2.095 de 2009.
El otro capítulo que más multas generan entre los conductores de la provincia es no usar el cinturón de seguridad o los sistemas de retención infantil. Según las cifras de la Guardia Civil, 7.463 sevillanos fueron multados por este capítulo, que también es considerado por la Ley como una infracción grave.
Por último, las cifras de la Dirección General de Tráfico recogen que el año pasado a 2.664 sevillanos les fue retirado el permiso de conducir por perder todos los puntos. Además, desde julio de 2006, cuando se instauró el sistema de puntos, hasta diciembre de 2010 los sevillanos pedieron 31.917 puntos. En segundo lugar, le sigue Los Palacios con 2.007. En total, en toda la provincia se detrajeron 51.027.
