Pau Gasol, Sergio Rodríguez y Navarro, en un lance del partido. Foto: EFE. La selección española venció con claridad al campeón asiático, a Irán, por 60-90 (con Pau Gasol anotando 33 puntos), que demostró su condición de campeón asiático jugando con orgullo y cierta calidad, lo que fue respondido por el equipo español con respeto y contundencia. A los dos minutos de partido el resultado era de 6-4, después de dos triples sin fallo de los asiáticos. El quinteto español no fue de circunstancias puesto que estaban en pista los hermanos Gasol (Pau y Marc), Navarro, Rubio y Llull. Pero en los siguientes cinco minutos, el conjunto de Orenga le endosó un parcial de 3-17. El cuarto, en el que debutó Alex Abrines, finalizó con 18-27. En el cuadro iraní destacó Mahdi Kamrani, un base rápido, certero en el tiro, con buena visión de juego y valiente, autor de 11 puntos en los primeros diez minutos. Por parte española, Pau se fue hasta los 12 puntos, que fueron 19 al descanso. Pero todo tiene un límite y a los 17 minutos (28-45) pareció que la ilusión iraní se iba abajo, aunque siguieron trabajando para llegar al descanso con un más que digno 33-48. En la continuación, el rigor táctico de los españoles comenzó a tomarse un cierto respiro, casi en la misma proporción en la que las fuerzas de los iraníes comenzaban a dar los primeros síntomas de escasez. La ventaja alcanzó la veintena de puntos, 41-61 en el minuto 26. Los árbitros cambiaron de actitud y cortaron de raíz la dureza de los iraníes y el partido se fue al último descanso, tras el tercer cuarto, con un claro 50-70. Con la victoria decantada y el ritmo del partido roto, Juan Antonio Orenga elevó los ojos al techo del Palacio pidiendo que aquello se acabar cuanto antes para evitar alguna lesión. Al final, 60-90, una victoria más complicada de lo previsto ante una selección iraní que demostró tanto orgullo como respeto los jugadores españoles.