Otra Diada con polémica. Dos encapuchados quemaron ayer, como ya hicieran en 2008, una fotografía del Rey en el final de la manifestación unitaria a favor de la independencia que se celebró en Barcelona con motivo de la Diada que congregó a 9.000 personas. Hasta entonces, la manifestación discurrió con normalidad y sin incidencias, hasta llegar al Fossar de les Moreres, donde se quemó la foto del Rey.
Según explicaron a Europa Press testigos del suceso, dos independentistas encapuchados y que escondían su rostro en caretas de color blanco subieron a la tarima donde se leyó el manifiesto para concluir la marcha y prendieron fuego a una fotografía del Rey de un metro de tamaño. El año pasado no se quemó ninguna foto del jefe del Estado, pero sí se hizo en la manifestación de la Diada de 2008.
Pocos minutos después, otros cuatro encapuchados quemaron una bandera española de metro y medio de longitud. Después se puso punto y final a la manifestación con las siguientes palabras: "Después de este bonito acto -refiriéndose a la quema de los símbolos españoles- damos por finalizada la marcha". En el ecuador de la manifestación, justo cuando discurría junto al Arco del triunfo, también se calcinó una Constitución de metro y medio.
En el Fossar de les Moreres, no había representantes de ERC ni tampoco de otros partidos independentistas que aspiran a lograr representación tras las elecciones catalanas: Reagrupament y Solidaritat Catalana per la Independència, formación liderada por el ex presidente del FC Barcelona Joan Laporta. Sí estaban presentes en el momento de la quema de la foto del Rey organizaciones de la izquierda independentista, como Maulets, Endavant, PSAN, Sindicat d'Estudiants dels Països Catalans y la Coordinadora de l'Assemblea de Joves de l'Esquerra Independentista (CAJEI). Durante la marcha se pudieron ver más de diez cabeceras, hecho que prueba la fragmentación que hay entre los colectivos independentistas.
evitar los abucheos. Por la mañana tuvo lugar la ofrenda floral al monumento a Rafael Casanova en Barcelona, que no exhibía la bandera independentista. Este año el Gobierno catalán blindó por primera vez el monumento para evitar las habituales protestas de radicales en la celebración de la Diada, una jornada marcada ayer por la cercanía de las elecciones y la crisis económica. Si bien la tradicional ofrenda perdió tensión reivindicativa por la ampliación del perímetro de seguridad al monumento, el acto organizado por el Govern y el Parlamento en el parque de la Ciutadella reunió a 15.000 catalanes que siguieron una serie de actos para reivindicar el catalán.
Sin los abucheos e insultos de otros años, el presidente catalán, José Montilla, abrió las ofrendas florales a Casanova de las delegaciones de partidos y entidades catalanas, en las que destacó la presencia del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, que dejará el Gobierno tras la jornada de paro general para incorporarse a la candidatura del PSC. La cercanía de la cita electoral del 28 de noviembre marcó la jornada.
