El alcalde muestra el dossier repartido ayer con su balance de los dos años de mandato.
El primer año de Gobierno se dedicó a saber cómo funcionaba el Ayuntamiento, el segundo se ha dedicado a ordenarlo y ahora comienza el trabajo que dará frutos visibles. Así lo explicó ayer el alcalde, Juan Ignacio Zoido, al hacer balance de los dos años transcurridos desde la histórica victoria que aupó al PP a la mayoría absoluta en Sevilla. La herencia recibida y el bloqueo por parte de la Junta le sirvieron también para justificar que en dos años no haya fraguado ni uno solo de los proyectos que cuando estaba en la oposición prometía para ya mismo. Entre ellos, los destinados a crear empleo.
Aun así, el alcade fue optimista: afirmó haber cumplido el 60% de su programa electoral, aventuró que lo que queda por venir es lo mejor y se mostró convencido de que una vez labrada y sembrada la tierra, seguro que recogeremos los frutos, aunque sin querer citar qué grandes proyectos se marca como objetivos.
Su discurso tuvo algo de déjà vu, porque repitió ideas claves del balance que hizo tras su primer año de Gobierno: el lastre de la herencia recibida, el esfuerzo de austeridad en las cuentas frente al despilfarro del anterior Gobierno, haber generado confianza para atraer a la iniciativa privada que cree empleo...
El alcalde llegó a presumir de los mismos éxitos que hace un año, como la reducción de sueldos de los altos cargos, ejecutada recién comenzado el mandato. O la guerra contra los gorrillas al imponerles 5.727 multas 172 cobradas; contra la prostitución con 176 denuncias o contra la botellona con más de 11.000, que en todo caso están lejos de significar que esos tres problemas hayan dejado de existir en Sevilla. A la pregunta de qué incluiría en el 60% de promesas cumplidas, Zoido destacó la austeridad y una serie de cuestiones cotidianas como las podas, la limpieza o Tussam, en alusión al saneamiento de las cuentas y la ampliación de líneas que ya había mencionado.
Consciente de la escasez de logros que apuntarse, el alcalde seguró que los sevillanos deben valorar no sólo lo mejorado, sino lo que hemos conseguido salvar de empeorar, porque si el PP no hubiese ganado las elecciones, habría más corrupción, más desorden en las arcas municipales y menos oportunidades de crecimiento.
Zoido dijo haber conseguido hacer más con menos dinero en casos como la maratón de Sevilla, que con la mitad de presupuesto duplicó sus participantes; y la Velá de Triana, mantenida igualmente con la mitad de fondos. También hacer más con lo mismo, porque el Instituto de la Cultura tendrá este año más actividades ya que la producción propia ha consguido exprimir más el presupuesto, y por el aumento de los talleres de distrito. Y hacer más con más al aumentar los fondos a proyectos considerados prioritarios como la ayuda a los desfavorecidos, a la que ha reservado 7 millones.
Así lo recoge la primera página de un balance de 140, editado a todo color, que se centra cuestiones de micropolítica tan al detalle como para mencionar el número de llamadas atendidas por el 010 517.102 o el millón de actuaciones llevadas a cabo en el área de alumbrado público.
Al hablar de cuentas pendientes Zoido fue tajante: Nos queda crear empleo porque la Junta no nos deja, sentenció, sin reparo ni autocrítica: Hemos generado las condiciones, con iniciativas como eliminar la tasa de locales, facilitar los rodajes que han dejado 14 millones a la ciudad, y con Fibes como motor de negocio, añadió.
Entre lo pendiente, también enumeró cuestiones ya estancadas hace un año como la Gavidia, entonces a la espera de modificar el PGOU para venderla y hoy en idéntica situación, pero ya achacada directamente al bloqueo de la Junta. O los paralizados aparcamientos subterráneos, por los que en el anterior mandato Resipark cobró una fianza de 1.000 euros a cientos de sevillanos que Zoido sigue intentando devolverles, algo que citó ayer como uno de los asuntos más duros y difíciles de resolver del mandato.
El alcalde aprovechó la ocasión para reafirmarse en su modelo de gestión con concejales dedicados expresamente a los distritos. Una estructura que no varió cuando tuvo que nombrar hace dos semanas a un nuevo concejal de Seguridad y Movilidad tras la sentencia del TSJA que obligaba a salir de los ayuntamientos a los elegidos a dedo en virtud de la Ley de Grandes Ciudades. Puedo decir que fue una decisión adecuada y no la voy a cambiar, dijo ayer, antes de anunciar que a partir de este mes despachará un día a la semana en los distritos junto a los delegados de barrio.
Al final de su discurso, insistió Zoido en pedir paciencia a quienes esperaran más de él, dejando claro de nuevo lo difícil que ha sido ordenar antes de empezar a gobernar, y sin perder de vista el optimismo: Lo que queda por venir es apasionante.
