Amor y vindicación de la patria

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19 sep 2017 / 08:42 h - Actualizado: 19 sep 2017 / 08:43 h.
"Hispalíneas"

La fiesta de los toros no ha sido, para Andalucía, un pasatiempo sino uno de los ejes que la hizo diferente desde el XVIII y que, a partir de ahí, influyó notablemente en la literatura y las artes, además de generar un sector económico nada despreciable. A pesar de Goya, Picasso, Fernando Villalón, García Lorca, Alberti, José Bergamín, Jean Cocteau, Hemingway, Orson Wells... ahora va cuesta abajo seguramente porque (y la prueba es que, en Francia, no sigue ese camino) a lo largo de los 40 años de dictadura de Franco apareció como uno de sus rasgos más señalados y definitorios. Lo que le faltaba a la fiesta de los toros es, pues, un Padilla, andando por el ruedo envuelto en la bandera de la España franquista.

Pero también, a Andalucía, además de los tópicos que ya soporta, sólo le faltaba que, a partir de ahora, le cayese también encima el peso del aguilucho, el yugo y las flechas. De nada vale que Juan José Padilla haya intentado después buscar una excusa (la de que no se dio cuenta de los símbolos) porque las palabras que usó seguían teñidas del españolismo falsario inoculado por la dictadura y, desde luego de ellas estaba absolutamente ausente, aunque él no lo crea, el patriotismo. Al ver la foto que hace unos días inundaba las redes sociales, recordé la que, hace unos años, distinguió a Serafín Marín que, ante la prohibición de los toros en las plazas de Cataluña, hizo el paseíllo tocado con barretina. El torero catalán sí que reivindicaba la fiesta y, aunque tal vez no lo pensara, estaba poniendo en valor Andalucía.